Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

El primer gran debate que los guatemaltecos debemos tener es respecto al modelo por medio del cual pretendemos construir el futuro y la ecuación es sencilla, pues nos podemos decantar por el actual, el de la cooptación que descansa en los partidos/empresa que conservan el monopolio para designar candidatos a Congreso y presidencia y así seguir viviendo y mamando de la teta del Estado gracias al financiamiento electoral ilícito o nos inclinamos por el modelo de la apertura y rompimiento del monopolio de los partidos políticos.

Desde 1985 hemos tenido “alegres elecciones” que se han desarrollado sobre las mismas bases de esta “pistocracia”, y los resultados han sido desastrosos. Los electores entregan un cheque en blanco que, además, se otorga en medio de campañas inocuas en las que no se debaten las ideas y las propuestas, sino se basan en tráfico de influencias, contratos, corrupción, pago de favores, plazas y otras cosas materiales, pero vacías como regalos, rifas, conciertos; todo lo anterior es posible de otorgar gracias a los millones de financiamiento que provee el modelo de cooptación que hoy defiende, entre otros, Mario Taracena y ni modo, si como dice otro ladrón, César Fajardo, así hizo su casa.

Que la nuestra sea una gente sin oportunidades hace que las campañas sean vacías y carentes de propuestas y por eso es que los votos son de castigo o en contra. Si cree que el modelo no es el problema, pregúntese ¿cómo pasamos de Pérez a Morales y del Congreso pasado a este sin mayor problema después de lo vivido en el 2015? Debemos empezar por entender el problema.

Entonces la única forma que podemos empezar a sentar bases diferentes para un futuro, es si rompemos el monopolio de los partidos políticos para nominar candidatos y ahí está la opción de los comités cívicos cuya formación se debe establecer de manera ágil y rápida para convertirlos en otro vehículo de elección para un pueblo que no tiene representantes, y cuya mayoría no ha querido incursionar en política porque eso ahora, en estas condiciones, es venderle el alma al diablo. Además, debemos elegir por la cara y la persona (no por listados) sin ponderaciones ridículas.

Siempre he dicho que a Morales lo iban a sostener hasta que les fuera útil para mantener el modelo, y ahora que esta crisis nos empieza a pasar factura en términos económicos, ya están las cabezas trabajando para zafarle la varita, pero no desean hacerlo sin garantías de que Jafeth Cabrera se va con Morales. Algunos apuestan a que con eso logran oxigenar el sistema y de paso, conservar las actuales reglas para tener el control, anhelando poder poner a sus “gentes” para asegurar que algo cambie, pero nada que en realidad afecte la gallina de los huevos de oro.

Para romper el monopolio (que debe ser el primer paso para la reforma integral que tanto necesita el Estado), es necesaria una reforma constitucional y luego una consulta popular y se debe de hacer de una buena manera para que la Corte de Constitucionalidad (CC) luego no invalide lo actuado.

Claro está que este Congreso con sus diputados de la infamia, ni querrán cambiar ni tienen la solvencia moral para el efecto, y por ello es necesario que como mínimo los que manejan el Legislativo sean los que renuncien y eso también depende del ejercicio ciudadano.

Pero todo esto pasará sí y solo sí usted desea cambios. Si usted desea que por vez primera su voto cuente en alguna elección, si usted anhela que su voto y su voz sean un claro mandato para sus representantes, tiene que centrar sus fuerzas en romper el monopolio de los partidos empresa (y sus financistas) que no desean que su voz sea escuchada.

Nunca antes, la Guatemala del futuro, ha dependido tanto de usted, de su voz y de sus deseos de cambio. A hinchar los atributos porque llegó La Hora.

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