Félix Loarca Guzmán
Históricamente muchos de los gobernantes de Guatemala han incurrido en excesos durante el ejercicio del poder público, algunos atropellando los más elementales derechos humanos, otros pisoteando la soberanía nacional y los que han aprovechado la posición de privilegio al frente del gobierno, para enriquecerse con los recursos provenientes de los impuestos que pagamos los ciudadanos.
Los diez años de primavera en el país de la eterna tiranía, entre 1944 y 1954, como definió Luis Cardoza y Aragón, a los dos gobiernos revolucionarios de esa época, el del Doctor Juan José Arévalo Bermejo y el del Coronel Jacobo Árbenz, El Soldado del Pueblo, fueron un paréntesis de respiro y progreso ante tanta burla para la sociedad guatemalteca.
Para ninguno es un secreto que muchos de los presidentes han salido ricos luego de concluir su mandato de gobierno, mientras el pueblo estaba agobiado por la miseria, el hambre y la desesperación.
La situación ahora no es muy diferente a la del pasado. La buena vida que se da el actual presidente Jimmy Morales con el sueldo más alto entre los gobernantes de América Latina, sus frecuentes viajes a Estados Unidos, y la ostentosa caravana de carros que lo acompaña cuando va en el automóvil con la placa número uno, es un contrasentido mientras las escuelas y los hospitales están abandonados.
La gota que derramó el vaso fue la denuncia sobre que el Presidente de Guatemala estaba cobrando un denominado bono de responsabilidad por la cantidad de 50 mil quetzales mensuales, con fondos del Presupuesto del Ministerio de la Defensa.
El caso de este bono ha hecho recordar la fábula de las ovejas, pues mientras el zacate crecía y verdecía, las ovejas se morían de hambre. Eso es lo que está ocurriendo en Guatemala.
La verdad es que el gobierno de los militares del pasado que encabeza el presidente Jimmy Morales, ha perdido la poca confianza que los guatemaltecos mantenían, esfumándose el último suspiro de esperanza que quedaba. Frente a los antejuicios, el Presidente se ha aferrado al poder y para mantenerse en él, está realizando una serie de alianzas con sectores políticos y económicos ligados a las etapas más obscuras de la historia nacional.
Sin duda, el ambiente está cargado de tantas tensiones por la crisis política y social, así como por el recrudecimiento de la violencia.