Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Con gesto de inocentón volvió a comparecer el presidente Morales y lo hizo para decir que desde la Presidencia él ha combatido la corrupción, lo cual es una absoluta falsedad no sólo por haber recibido el bono ilegal repartido por el Ejército, sino porque fue bajo sus órdenes que el Ministro de Finanzas estructuró todo el plan de la Alianza para la Impunidad que tuvo en un Presupuesto inflado y sin candados, en el que privilegian el Listado Geográfico de Obras, el estímulo para atraer los votos de los diputados a fin de que se aprobaran esos mamotretos de leyes que los mismos diputados decidieron “archivar”, cuando sintieron en la nuca la presión de la ciudadanía.

El pacto o alianza de la corrupción empezó hace casi un año cuando se reunieron diputados y el Presidente para repartirse la Junta Directiva del Congreso y entre el señor Jimmy Morales y González Díaz-Durán de CREO montaron esa tenebrosa componenda que inicialmente pareció relativamente inocua por la pobre figura del Presidente del Congreso (aporte de Díaz-Durán), pero que se mostró en toda su dimensión en la sesión del 13 de septiembre cuando decidieron exonerar a los políticos de la posibilidad de ser reos de delito de financiamiento electoral, al tiempo que decidían que las cárceles pudieran ser vaciadas mediante la condonación de las penas.

Por cierto quedan pendientes algunas de las iniciativas de ley que fueron cocinadas en Finanzas, entre ellas la reforma a la ley del Ministerio Público para asegurar que no vuelva a llegar alguien con las condiciones de Thelma Aldana, es decir, alguien dispuesto a combatir frontalmente a los corruptos, aún aquellos que pudieron haberla nombrado.

El Ministro insiste, aunque le hayan restregado en la cara audios con sus palabras que confirman lo del pacto, en negar su responsabilidad y para el efecto cuenta con una corte de individuos que, como él, sienten que las acciones contra la corrupción y la impunidad socavan la economía del país. Él mismo, cuando quiso proteger al panameño propietario de la tienda libre La Riviera, quien resultó ser un verdadero pájaro de cuenta, había expresado que esas sanciones (la de cerrar el negocio) eran contraproducentes, como lo sostuvo después cuando estalló el Caso de TCQ, en el que el Ministro mostró todo su ñeque para hace que avanzara la porquería pese al origen criminal que le marcó para siempre.

Si alguna duda podía haber de la existencia de ese pacto de impunidad, de cómo el Presupuesto lo había aceitado para mantenerse y convertirlo en más perverso aún, el 13 de septiembre, cuando tras la sesión solemne por la Independencia en la que Morales se despidió pidiéndoles que legislaran, los diputados le hicieron caso y con una disciplina pocas veces vista, se tiraron las leyes de la impunidad que, según todos, aparecieron por arte de magia en el Congreso sin que nadie se atreva a reconocer su autoría. Así serán de perversas que ni siquiera lo hace el Ministro de Finanzas, quien antes ha sido descarado en su apoyo a los negocios corruptos.

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