Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com
La identidad se forma. Nuestro entorno social, natural y político, la historia, la educación, la familia, el Estado y otras instituciones intervienen en este proceso de formar nuestras identidades. No nacemos “configurados” socialmente sino que conforme crecemos vamos aprendiendo códigos, símbolos, ideologías, prácticas.
Heredamos conductas, mitos e imposiciones con las que socialmente seguimos justificando las distintas formas de desigualdad. El racismo, el machismo, el clasismo, la fobia a la diversidad sexual, la corrupción (y otros), constituyen bastiones para el sostenimiento del sistema de dominación. Las aprendemos. Y todo esto influye en la constitución de nuestro ser social.
Es por esto que, se puede ser joven y esto no significará una garantía de nuevas prácticas. La importancia entonces de transformar las estructuras radica precisamente en romper lo que parece irrompible o incambiable y provocar un cambio o varios cambios sociales. ¿Qué aprenderán las generaciones más jóvenes si lo que les sigue rodeando es desigualdad, injusticia e impunidad?
¿Qué se puede aprender de un profesor cuya carrera política se basa en la corrupción y en la ausencia de ética? ¿Qué se puede aprender de un “orientador” que sigue pensando que el racismo y otras formas de desigualdad son “normales” por constantes? ¿Qué se puede esperar de este Estado si en su origen (la Constitución Política de la República) se consolida el racismo, la injusticia, la corrupción y la desigualdad?
Si seguimos pensando que todo esto no necesita cambiar, para cambiar estaremos buscando resultados distintos con las mismas prácticas que provocan los resultados de siempre. Si ya la historia nos ha demostrado que con hambre, violencia y muerte no se puede sentarse a dialogar con quienes nos empobrecen y nos provocan tales males ¿Por qué seguimos pensándola? ¿Hasta cuándo le seguiremos dando el beneficio de la duda a quienes descaradamente muestran su colmillo político?
Sabia la decisión de las y los estudiantes del Centro Universitario de Chimaltenango -CUNDECH- de no estar dispuestos a seguir recibiendo clases de una diputada corrupta como Eva Monte y de exigir al Consejo Superior Universitario de la Usac su despido. Ojalá este sea el principio de recomponer también la Universidad y que los días estén contados para las autoridades corruptas que la mantienen cooptada y que han osado en los últimos días, darse baños de pureza contra la corrupción cuando han sido coyotes de la misma loma.
No bastan las palabras ni las intenciones porque si el infierno existiera estaría llena de éstas. Necesitamos acciones. Acciones que deben notarse ya. Acciones distintas. Juntarse con los diplomáticos gringos no es necesariamente algo nuevo, ya sabemos que estamos colonizados. ¿Qué pretendemos aprender de la política de un país que convulsiona actualmente por el racismo y que ha provocado dependencias mundiales?
Mientras en este país siga prevaleciendo la colonización seguiremos reproduciendo socialmente a través de las instituciones (Estado, educación, familia) esta ideología de desigualdad y corrupción. La corrupción tiene que ver con ideologías porque el poder se ha encargado de ello, de tenerle de su lado para someter e inmovilizar.