Grecia Aguilera

El Santo Padre Francisco opina respecto a la corrupción que “Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el Cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión del dinero como forma de poder. Es una obra de las tinieblas, sostenida por la sospecha y la intriga.” Además el Papa Francisco señala que quien obtiene dinero a base de la corrupción “Da de comer a sus hijos pan sucio” y afirma que este mal “Comienza con un pequeño sobre… y después es como la droga.” De manera sucinta en su libro titulado “Corrupción y pecado” se lee: «La corrupción no es un acto, sino un estado personal y social con el que uno se acostumbra a vivir”, “Toda corrupción crece y –a la vez– se expresa en atmósfera de triunfalismo”, “El corrupto tiene cara de yo no fui”, “Ante cualquier crítica el corrupto descalifica a la persona”, “El corrupto se erige en juez de los demás”, “El corrupto se siente un ganador”, “El corrupto no tiene esperanza. El pecador espera perdón”, “La corrupción lleva a perder el pudor que custodia la verdad”, “El corrupto no conoce la fraternidad o la amistad, sino la complicidad”. Y uno de los versículos más importantes de la Biblia establece: “Yo, Dios, soy amante del derecho y aborrezco el latrocinio.” El Profeta Isaías manifiesta: “El que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno… Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura.” Igualmente en el Salmo 26 leemos: “No juntes mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios, que tienen en sus manos la infamia y su diestra repleta de soborno.” El Pueblo de Guatemala ha sido ejemplar con intensa voluntad popular, para continuar luchando como lo hizo desde el 2015 contra la corrupción, porque Guatemala es un país democrático, con soberanía y mando, tomando en cuenta que la palabra ‘Democracia’ significa “Autoridad del Pueblo”. Por ello la ciudadanía persiste y rechaza con firmeza cualquier acto de corrupción, y a toda persona o funcionarios involucrados en estos hechos delictivos, que revelan la falta de educación o cultura de compromiso y conciencia social, la carencia total de valores y abuso de poder, que permiten la malversación de los fondos del Estado, entre otros muchos graves males y delincuencias. De manera que en estos momentos se viene a mi memoria el poema que escribió el mártir guatemalteco Otto René Castillo (1936-1967) titulado “El Gran Inconforme” que expresa en sus versos: “Nunca preguntéis/ a un hombre/ si sufre,/ porque siempre/ se está sufriendo/ en alguna forma/ y en algún camino./ Hoy,/ por ejemplo,/ sufro tu dolor,/ patria mía,/ hasta lo más alto/ de mi alma./ Y no puedo/ escapar,/ llagado/ como estoy/ de tu tragedia./ Debo vivirte,/ porque no he nacido/ para darte/ el contrapecho/ de mi vida,/ sino lo más noble/ y provechoso que tengo:/ la vida de mi vida,/ la dignidad y su ternura…/ Pero yo no te sufro/ sólo con los ojos/ abiertos,/ sino con toda la herida,/ tanto del alma/ como del cuerpo,/ porque soy, antes que nada,/ el gran inconforme/ que anda/ debajo de la piel/ de todos,/ esperando su hora,/ porque nadie/ como los pueblos/ saben,/ que no se puede/ renunciar jamás/ a la lucha,/ porque tampoco,/ se puede renunciar/ nunca a la victoria.”

Artículo anterior¿Qué hay detrás de Iván Velásquez*? -1-
Artículo siguienteGuatemala un Estado de mafia organizada