Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Se habla mucho de que hay sectores interesados en provocar un golpe de Estado y algunos comentaristas hasta citan nombres de posibles líderes de un movimiento de esa naturaleza que ven como consecuencia casi natural de los incontables procesos que hay contra varios políticos y empresarios. Quienes advierten sobre la posibilidad de un golpe juran y perjuran que es la izquierda la que lo está promoviendo, como si en nuestro país existiera algún movimiento significativo de esa tendencia que en Guatemala ha estado eternamente fracturada y dividida por rencillas personales y la histórica maledicencia tan propia de la idiosincrasia chapina.

El pasado lunes el Congreso dio un paso al frente para “defender la institucionalidad” rechazando el antejuicio que hubiera permitido avanzar en las investigaciones al Presidente de la República en el caso relacionado a su responsabilidad como Secretario General del partido que organizaron militares de baja, quienes se lo entregaron cuando no existía ni asomo de posibilidad de ganar las elecciones, situación que cambió mágicamente cuando se destapó la corrupción generalizada.

Del lado del Ejército, histórico actor de asonadas y golpes de Estado, no existe la menor posibilidad de que anden conspirando porque evidentemente hay excelentes relaciones con el Presidente a quien tienen de los moños con el bono que le dan en cheque, a diferencia de lo que hacían con otros Presidentes a los que les daban camionadas de dinero en efectivo, práctica que empezó el mismo Otto Pérez como Jefe del Estado Mayor de Ramiro cuando se “eliminaron” los confidenciales y que se destapó cuando Portillo lo bancarizó en el Crédito Hipotecario Nacional, pero que ha beneficiado a todos los vivos, mientras al pobre Morales le dieron un chequecito que además lo dejaba comprometido. Se agrega que los juicios contra militares hacen que cierren filas contra los acusadores.

El poderoso sector empresarial, no sólo el representado por los presidentes de las Cámaras, sino el conformado por los verdaderos dueños del país, luego del destape del Caso Cooptación del Estado en el que se dieron pinceladas de cómo mediante el financiamiento electoral controlan a la corrupta clase política, tampoco anda para conspiraciones porque están muy ocupados arropando a Morales y empujándolo para que saque al jefe de la CICIG que dejó de ser admirado cuando tuvo la osadía de meterse con empresarios que “colaboraban” con los candidatos simplemente por su patriótico deseo de que llegara a la Presidencia gente que, como se ha visto, estuviera preocupada por hacer cosas en beneficio del país y de todos sus habitantes.

Entonces, si la izquierda no tiene cómo, el Ejército no se interesa y el empresariado aún no siente llegado el momento de armar su instancia nacional del consenso para comerse el mandado, ¿Quién jocotes anda promoviendo el golpe de Estado en Guatemala?

Algunos mal pensados pueden creer que el más interesado y probable sería el Vicepresidente, aunque dicen que él también tiene sus fantasmas en el closet, lo que nos deja sin sospechosos hasta que, viendo cómo van los acontecimientos, resulta que quien anda promoviendo un golpe de Estado con su errática y opaca actitud es nada más y nada menos que el mismo Morales con la ayuda de algunos ministros que fraguan leyes de espanto.

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