Marco Tulio Trejo Paiz

Constituye un verdadero milagro que la ciencia, con las santas y divinas bendiciones de Dios, el descubrimiento de la terapia que cura el cáncer, enfermedad que ha sido incurable antaño y hogaño.

El cáncer ha provocado miles y miles o de millones de muertes en todo el mundo desde la antigüedad hasta estas alturas del tiempo irrefrenable que vivimos, sufrimos y morimos.

En todos los países del universo, las nocivas rachas del gravísimo mal que estamos mencionando en este espacio de libertad de expresión de La Hora, han sido impotentes los científicos del campo de la salud, de ser exitosos en el tratamiento de las serias dolencias.

Numerosos niños, adolescentes, jóvenes, adultos menores y mayores, ancianos, todos, todititos -hombres y mujeres- han sufrido las serias y mortales consecuencias del temible azote.

Toda la humanidad debe de estar de plácemes, muy feliz, por el sorpresivo descubrimiento anticancerígeno pues, incluso, los seres humanos inmersos en la situación de pobreza podrán beneficiarse con motivo de haber llegado el momento histórico, al fin de tantos plausibles estudios de la medicina que librará de las garras de la parca a millones de pacientes del pavoroso azote.

El cáncer de mama, implacablemente ha estado ocasionando muchas víctimas entre las féminas de diferentes edades.

El Instituto Nacional Contra el Cáncer, precisamente, que presta sus servicios a la entrada al Hospital Roosevelt, ha desempeñado un humanitario papel. El INCAN ha atenuado o, ha aliviado, no curado, a muchísimas personas de diversas edades y condiciones socio-económicas sin explotarlas a la usanza de clínicas médicas privadas.

Nuestras congratulaciones para quienes están o se sientan sanos respecto del terrible y tan temible azote contra la vida de los seres humanos.

Comenta nuestro buen amigo Juan Pueblo: Debemos estar muy contentos, que los hombres de ciencia, con las santas y divinas bendiciones del creador del Universo y de todo lo que existe en el Universo, tengan ya la medicina curativa del cáncer.

Ojalá ricos y pobres puedan tener la posibilidad de adquirir la milagrosa medicina de referencia.

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