Alfredo Saavedra

Desde Canadá.- Aunque empecé a leer a Eduardo Del Río, más conocido como “RIUS”, hace ya varias décadas y de quien conservo una colección de su obra, por considerar que es más justo en su memoria que lo que yo escriba, reproduzco, con el permiso del autor, la siguiente bella pieza escrita por mi especial amigo, periodista y escritor Arturo Soto Gómez, exiliado en México, en la que se hace una semblanza de la extraordinaria personalidad del escritor y dibujante, pero sobre todo notable intelectual mexicano.

Arturo Soto Gómez, escribe: Conocí personalmente a don Eduardo del Río, más conocido como el dilecto caricaturista RIUS, en su casa cerrada de Río Chico y Tizapán, en las vecindades de la colonia San Ángel de la ciudad de México. Un pastor de la Iglesia Ortodoxa, Jorge Rosal, nos daba alojamiento a nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos que, por oleadas, veníamos exiliados al México de los años 80s. Las tardes grises de junio, en que me quedaba en la casa del Dr. Rosal, me dio por conocer los alrededores y siempre me llamó la atención el que, en uno de aquellos paseos obligados por la desesperación y la angustia del exilio, yendo acompañado del Dr. Rosal, me señaló la casa en que vivía el caricaturista. Tenía una vetusta pared, sobre la que caía una enramada de flores. Cada vez que pasaba por allí, me tentaba la curiosidad de tocar su puerta en la que un farolito desvencijado lucía sobre el dintel. Finalmente, lo hice. Y, don Eduardo, en persona abrió la puerta.

Prontamente, le conté de mi calidad de exiliado y sin duda por su sensibilidad con los desamparados aceptó que pasara a su casa en una primera visita que se convirtió en frecuente, todos los viernes por la tarde. Era un hombre cultivado. Me contó sobre su vida y yo aporté mis pocas experiencias a aquellas charlas enriquecidas por él, como solía hacerlo con algunas otras personas. Me enteró que en su juventud trabajó en las oficinas administrativas de una conocida funeraria y que comenzó a dibujar en la publicación humorística en Já Já, un suplemento de diario Excélsior y de ahí siguió en las revistas SIEMPRE Y PROCESO. Entre sus publicaciones más famosas está Los Supermachos, la cual le sirvió mucho para acercarse a la sociedad y tras el éxito obtenido, creó Los Agachados. Ambas alcanzaron gran fama.

Don Eduardo, nació el 20 de junio de 1934, en Zamora, Michoacán. Tras la muerte de su padre en el mismo año de su nacimiento, su familia se instaló en la Ciudad de México. Durante siete años se mantuvo interno con los Salesianos, al comenzar sus estudios para sacerdote. No obstante, en 1954 inició su carrera en la revista “Ja-Já” y desde ese momento colaboró en los diarios y revistas más destacados de México. Los libros de don Eduardo del Río, RIUS, han sobresalido por tener una escritura informal, con un lenguaje sencillo y coloquial, además están ilustrados con sus propias caricaturas y recortes de diversas obras artísticas de otros autores, el estilo del autor es descarado y penetrante. Se le consideraba un máximo exponente de la historieta; sus ilustraciones eran realizadas con un ágil trazo y espontáneo, lo que caracteriza a sus obras con frescura y en una línea realista.

Con una gran variedad de publicaciones, sus libros variaron en su contenido, en los que utilizó diversas temáticas como historias, filosofía, religión, y medicina con propósitos de divulgación. También fue un acervo crítico del sistema político mexicano, del consumismo, el imperialismo y de la religión en general. En 1976 recibió su primer premio en el Salón de Lucca con un trofeo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y, años más tarde, fue ganador del Premio Nacional de Periodismo de México en caricatura. Entre sus innumerables obras destacan “Cuba para principiantes” (1966), “La panza es primero” (1972), y, “ABChé” (1978). Don Eduardo recibió otros premios. Lo seguí buscando en sus historietas y en las noticias de periódicos hasta el 8 de agosto en que supe de su lamentable fallecimiento. Me dolió…

 

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