Mario Alberto Carrera

1 de septiembre
Comienza el mes de los ritos y las ceremonias sin hueso y sin enjundia. De falsos ritos y ceremonias convenientes solo para seguir manipulando a “la gente que no piensa”. Cuando el hambre acosa no se puede ni pensar ni aprender a leer que es el inicio de todo pensamiento. Por tanto, sigue la manipulación de siempre. “El cumpleaños de la Patria”, “el encomio a los símbolos de la misma: la bandera, el quetzal, el himno”.

¿Pero de qué símbolos e Independencias hablamos? Símbolos hay cuando esos signos están llenos de contenido verdadero, cuando dentro de su seno contienen verdad verificable. Solo así la verdad es verdad. De otra manera, como suceden en nuestra pequeña geografía, solo sirven para mentir y continuar en la mentira de una Independencia, provechosa para una panda de truhanes que continúan mamando de los senos que vierte un producto -y una producción- efecto de explotación inmisericorde. Explotadores los grandes señores y familias que llegaron a finales del XVIII -umbrales de la manoseada Independencia- y que continúan siéndolo en la figura de sus descendientes mezclados ahora con palestinos, judíos y libaneses y demás hierbas procedentes de Europa, de la mano de mis abuelos y bisabuelos, porque no me voy a hacer de la boca chiquita. También yo tengo indirectamente pecados que solventar. No vine al mundo por generación espontánea ni soy el ladino paradigmático.

2 de septiembre
Cumpleaños de Luz. Si viviera tendría hoy 98 años. (1919-2012). Muchos años de diferencia entre nuestros natalicios. Ella del 19, yo del 45. Indudablemente le he ganado a Alfonso Díez y su Duquesa de Alba y también a Macron y su Brigitte. Soy de la ¿casta?, de los grandes edipianos. Pese a ello vivimos unidos bajo el mismo techo, en la 11 avenida l6-67 de la zona 10, durante 25 años. Lapso de odio y de ternura. De poesía y de periodismo a ultranza: dos contra el mundo en una rebeldía sin límites, más allá de la Mancha quijotesca. Como dos perdidos y encontrados en los límites de la subversión que define el poema y la columna transgresores. Porque solo la transgresión perfila la vida de los humanistas.

25 años vivimos juntos y 50 años de amistad y enemistad, desamor y hasta odios y venganzas. Especialmente de parte de ella y sus inolvidables e imperecederos Epigramas a Narciso. Desde luego el personaje central del poemario soy yo. Narciso-narcisista y edipiano. ¿Quiere más tachas, querido lector? Bueno, así es como me veía ella; y otros me enfocan de manera peor. ¿Cómo pueden saber ellos cómo soy yo, si en realidad ni yo mismo sé cómo soy? Yo todavía, lector, estoy en el iniciático período de “Conócete a ti mismo”. Locución que no descubrió Sócrates. Estaba escrita en los muros del apolíneo oráculo de Delfos.

93 años de Luz. Luz querida y odiada y adorada. Si no fuera así, no te recordaría. A ti y a tu poesía: la más alta voz de la lírica centroamericana: doña Luz Méndez de la Vega.

4 de septiembre
El caso de Black Pitahaya ha pasado al Congreso. Se ha elegido por sorteo a la Comisión Pesquisidora que a lo mejor no encuentre “piscado”, digo pecado mafioso en él. Pero, de todos modos, está claro que, si en ella hay dictamen condenador a Black Payaso, nunca llegarán a reunirse los votos necesarios -en “el pleno”- para que pierda la inmunidad. Porque estamos en la Guatemala inmutable de Parménides -y del marqués de Aycinena- que todavía manda. Sí, el que hizo la Independencia…

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