Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Llevo tiempo de recibir por la vía electrónica los agudos comentarios de don Valerio Ibarra Rodríguez publicados en diversos medios de comunicación y me pareció importante referirme al que con fecha 19 del presente mes divulgara un matutino de gran circulación. Él nos confirma la impresión que transitar por la carretera al Atlántico es todo un dolor de cabeza, no solo porque se encuentra en reparación, sino porque inmensa cantidad de conductores no tienen el mínimo respeto hacia los demás al meterse abusivamente en las colas interminables que se forman de vehículos, como que poco les importa poner en peligro con sinnúmero de maniobras peligrosas, la vida de sus familias y de quienes conducen en forma ordenada.

Más adelante narra que al llegar el momento de encender las luces del vehículo, muchos no lo hacen correctamente pues llevan solo un farol y en la parte trasera ni una sola luz que pueda advertir a los demás su presencia. Cita muchas peripecias sufridas y termina expresando que un país con tanta gente estúpida e irresponsable no sale adelante por más esfuerzos que se hagan por buscar el desarrollo de nuestra querida patria, porque su mediocridad no les permite crecer intelectual y materialmente. Con más tristeza que pena, tengo que compartir este acre, pero muy acertado criterio y le formulo a don Valerio esta pregunta: ¿habrá notado que estas personas en vez de irse reduciendo en número han aumentado, de tal manera que de ellos depende el futuro de nuestra nación?

Analícelo estimado lector, esta clase de gente incide en los resultados, pues lo hacen masivamente, de ahí podrán imaginarse qué clase de diputados, alcaldes, presidentes y vicepresidentes podrán ser electos para dirigir nuestros destinos o al menos, el de nuestros hijos, nietos y bisnietos. En ello sustento el criterio que si los ciudadanos de ahora, quienes todavía contamos con valores y principios, no tomamos acciones positivas y enérgicas para lograr detener la avalancha de malas actitudes, comportamientos y decisiones, el panorama nacional de sombrío va a pasar a desastroso.

Sírvase disculpar mi insistencia don Valerio, pero no encuentro otra salida más viable y efectiva que la de ponernos a trabajar arduamente con toda energía y prontitud en la educación, formación y capacitación de nuestra población para hacer cada vez más mejores y responsables ciudadanos, pues un país sin cultura, educación con sólidos valores y principios éticos y morales no tiene porvenir. Y cuando vemos que no pasa un solo día en nuestro país sin que se demuestre que la corrupción prolifera, como que la vida, la ley, la libertad y los principios no valen nada ¿algo bueno podremos esperar?

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