Emilio Matta Saravia
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Leí recientemente un documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el que detallan lo que significa corrupción y el costo que la misma tiene a nivel mundial. La OCDE es un foro de 35 países que trabajan en conjunto para hacer frente a los desafíos de carácter económico, social y político que presenta la globalización. Cabe mencionar que NO es un foro ideológico (Léase capitalista, neoliberal, socialista, comunista, progresista o cualquier otro adjetivo con el que las personas ignorantes suelen etiquetar a otras personas u organizaciones). Lo que hace este foro es armonizar políticas para lograr objetivos comunes. Entre sus países miembros destacan: Estados Unidos de América, Canadá, Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, Japón (G-7 en pocas palabras), y entre los países latinoamericanos Chile y México. Fue la OCDE la que propuso y ha vuelto obligatoria la realización de Estudios de Precios de Transferencia entre empresas y sus partes relacionadas en el extranjero, por ejemplo, para evitar la evasión fiscal.

Volviendo al documento, empieza por definir lo que es corrupción: el abuso de un cargo, público o privado para generar beneficios propios. De tal forma que la corrupción puede ser pagar una coima a un funcionario público para obtener un contrato gubernamental, la sustracción de dinero del erario por parte de un funcionario público para enriquecerse, que el gerente de una empresa contrate a personas no calificadas para un puesto en la empresa que dirige pero que son allegados a su persona, el que un gerente o empleado obtenga un “bono” por parte de un proveedor para comprar un determinado bien o servicio, y sigue un largo etcétera. El ejemplo es claro, sucede tanto en el sector público como en el privado.

Sigue con el costo estimado de la misma, que supera el 5% del PIB Mundial. Para dimensionar el dato son USD 2.6 billones o USD 2,600,000,000,000 (Coloco todos los ceros a propósito). De esta cantidad, más de un tercio son coimas, solamente. Lógicamente en países como los nuestros, este mal está enraizado en nuestro sistema y este costo es mucho más alto como % de nuestro PIB.

La OCDE da 4 razones principales para combatir la corrupción: La corrupción incrementa el costo de hacer negocios en un país, vuelve caros e ineficientes los servicios públicos, excluye a los pobres de los servicios públicos perpetuando la pobreza, y corrompe la confianza pública por lo que se deslegitima al Estado. ¿Le suena conocido, estimado lector? Esto es Guatemala. Sin atenuantes. No menciona el documento el costo de oportunidad que tiene la corrupción, al no permitir que todas las personas del país gocemos de las mismas oportunidades para nuestro desarrollo, privando a las grandes mayorías de alimentación, salud y educación. Este costo social se traduce en un menor grado de desarrollo y sobre todo en tener una economía con un crecimiento anémico, en vez de una fuerte y saludable, con una base importante de consumo interno. Así son las economías de los países desarrollados. Todas.

Es por ello que debemos cerrar filas en el combate a la corrupción. En este sentido doy mi apoyo al señor Iván Velásquez en la lucha contra la corrupción, ese mal que tanto nos daña y que no nos permite prosperar.

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