Msc. Rolando Alfaro Arellano

La contaminación ambiental produce
la muerte al igual que cuando se
dispara un arma, la única diferencia es
que la contaminación es más lenta.
Doctor. Pedro Tarak.

En Guatemala, los distractores delincuenciales se han dedicado a robar, matar, extorsionar, violar y estafar a personas especialmente inocentes y, en muchos casos, desconocedoras de la tecnología que aun así se les permite utilizar en todas partes y que abusando de la confianza de las personas que les tienden la mano, cometen ilícitos que, en su mayor parte, quedan impunes.

En consecuencia, de los crímenes anteriores, no pueden soslayarse los que se cometen en contra del entorno humano o ambiente y que, precisamente, por desconocimiento de la población son cruelmente estafadas.

Los guatemaltecos conscientes y con educación, bien saben que si se logra mantener ignorante a las personas como repetidamente se observa en el país, y que los esfuerzos que los diversos gobiernos realizan, son tan pobres que el analfabetismo persiste y sus resultados, pues los tenemos a la vista, obviamente son totalmente dañinos, permitiéndose con todo ello, que se aumente la criminalidad y la anarquía de cualquier Nación que pretenda ser civilizada.

Asimismo, tal es el desorden y desconocimiento de muchas personas, privadas o no, que cuando empezó a legislarse para proteger el ambiente o entorno humano, se divulgó que quienes se dedicaran a esa nueva ciencia, eran comunistas.

Error que, mis lectores fácilmente deducirán ante la falta de una legislación no sólo ambiental, sino reglamentaria fácilmente legible como la poseen los demás países del orbe.

Además, no sería ético callar, conociendo que se redactó pésimamente la Ley Ambiental del país, y cuya publicación se efectuó en el año de 1996, sin la técnica apropiada y sin los reglamentos necesarios para su fiel cumplimiento.

En ese sentido, esta columna desarrollará una nueva serie de artículos, en LA HORA, especialmente porque Guatemala participó en la Conferencia de Estocolmo, Suecia en el año de 1972, y se comprometió a adoptar todas las medidas necesarias para controlar la contaminación ambiental, firmando la Declaración de la misma y sus principios.

Por este medio hago un llamado a los señores Rectores de las distintas universidades del país, a efecto que se le dé la debida importancia a la novísima rama del Derecho objeto de mis escritos, sino que para ser justos deberían uniformase los estudios a efecto de darle oportunidad a los nuevos profesionales para prestar éticamente sus servicios acorde con las corrientes jurídicas modernas, porque no se trata únicamente de egresar a grandes cantidades de profesionales, y en especial coteja programas sino de demostrar que se está colaborando con nuevos egresados debidamente capacitados para el desarrollo de Guatemala.

Artículo anteriorPrórroga por un mes más de amnistía fiscal
Artículo siguienteY si intentamos ver más allá de lo sucedido