Lic. Douglas Abadía
douglas.abadia@gmail.com

La semana pasada, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, anunció la lucha de su gobierno contra la Mara Salvatrucha MS-13, según el presidente Trump esta organización delictiva se fortalece con la inmigración de centroamericanos hacia el país del Tío Sam.

Estados Unidos es un país fundado por inmigrantes de Irlanda, Inglaterra, y recientemente (tres décadas atrás) de latinoamericanos, en especial centroamericanos; la lógica de la filosofía gringa reside en esforzarse para obtener lo que deseamos en términos materiales (sueño americano), lastimosamente nuestra cultura como países centroamericanos es demasiado especial, grandes mayorías no desean esforzarse sino por el contrario quieren todo “fácil” a través de la holgazanería, actos delictivos como la extorsión, asesinatos, secuestros, etc.

Esta semana inicia con el debate acerca de la postura del presidente Trump respecto a la lucha frontal contra dicha pandilla en los Estados Unidos; anunció que iniciarán deportaciones masivas de esta lacra social ahora transnacional, pues en Europa también han llegado a delinquir en especial en España junto a una pandilla llamada Latin Kings que engrosa sus filas de ecuatorianos.

En nuestro pequeño país egocéntrico, o sea Guatemala, el debate ha girado hasta el momento en que nos van a regresar a toda esa escoria para los países del Triángulo Norte de Centroamérica, entre ellos nuestro país. La tendencia reside en culpar al país del norte de su imperialismo y opresión, tema debatible.

En términos objetivos y sin fines de polarizar puedo afirmar que esa “escoria” fue producida en forma directa e indirecta por nosotros, la ausencia del Estado en temas puntuales de educación, oportunidades y emprendimiento han provocado el surgimiento de estos grupos delictivos, aunado al tema cultural de que en Guatemala nadie quiere hacer nada productivo, solo se piensa en ser un parásito, vivir a costillas de los nefastos programas sociales, y si se puede a costillas de un Estado fallido que no ofrece medidas para evitar migraciones y sobre todo el surgimiento de pandillas que buscan su “bienestar” a costillas del terror y la muerte.

Ahora resulta que nos van a regresar a cientos de antisociales a la Tierra del Quetzal, a criterio personal esto constituye la guinda al pastel o el tiro de gracia para nuestra fallida sociedad, de concretarse lo planteado por el presidente Trump veremos una Guatemala inundada de sangre por todos lados, dolor, luto, venganza, temor, represalias, pues el país no ofrece condiciones ni para reinsertarlos a la sociedad (no creo en que se rehabiliten estos criminales jamás) ni para emplearlos (nunca estudiaron ni aprendieron oficios), aunado a que les gusta el dinero fácil y en buenas cantidades. Dudo que quieran ir a trabajar de 8 a.m, a 5 p.m. por Q3 mil mensuales en un Call Center, pues son anárquicos por naturaleza, me refiero a los que aprendieron inglés, y un sentido común hacia el manejo de una computadora.

Finalmente, estamos en la antesala de un escenario oscuro en un corto plazo, debemos reflexionar como sociedad qué hemos hecho y qué no hemos hecho desde los dirigentes del gobierno hasta el ciudadano menos involucrado, pues su apatía ha provocado de forma indirecta el fortalecimiento de dichos grupos delictivos; en este momento estamos observando las causas que han provocado este fenómeno, pero para variar en Guatemala abundarán los defensores de derechos humanos radicales atacando al presidente Trump, con argumentos retóricos y ficticios sin fundamento, obviamente estos amantes de los derechos humanos tienen que comer y ese es su caballito de batalla.

Felicito al presidente Donald Trump por esta medida que implícitamente llevará como consecuencia el “sanear y hacer de Estados Unidos un mejor país,” pues los grandes productores de desigualdad y pobreza somos nosotros mismos los chapines con la analogía del cangrejo. Cada centavo robado en el Estado aleja de oportunidades a grupos marginales y no marginales, la lucha contra la corrupción es fundamental aunque parezca una tarea titánica.

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