Por un error al no entender el procedimiento para conformar la terna de aspirantes al cargo de Procurador de los Derechos Humanos, la Comisión respectiva terminó eligiendo a tres buenos aspirantes, razón por la cual luego no querían hacer la elección correspondiente y tuvo que intervenir la Corte de Constitucionalidad para obligarlos a hacerlo. De esa suerte, los tres propuestos eran personas y profesionales idóneos para el desempeño de esa importante posición en la estructura del Estado, y la elección ayer del abogado Jordán Rodas ha sido bien recibida por los distintos sectores por su perfil como abogado y la corrección mostrada en el ejercicio de funciones importantes, especialmente en su nativa Quetzaltenango.

Por supuesto que se enfrentará a los serios problemas que son propios de un país en el que no se llega ni siquiera a entender el concepto de los derechos humanos y mucha gente cree que los mismos son únicamente para proteger a los delincuentes debido a un desconocimiento absoluto de la materia sin que ningún Procurador haya cumplido con el mandato de coordinar con los establecimientos públicos y privados de enseñanza, en todos los niveles, programas de formación para educar sobre esa vital materia.

Se sabe que una de las preocupaciones y hasta condiciones que ponían los diputados era que el nuevo PDH se pronuncie sobre los juicios que van encaminados en la lucha contra la corrupción y que se comprometiera con velar por “el debido proceso y la presunción de inocencia”. Por supuesto que se debe velar por esos principios en todos los casos, pero los diputados justamente lo que querían, ellos sí, era proteger a los delincuentes.

El caso es que Rodas es ahora el Procurador de los Derechos Humanos electo y aun siendo un comisionado del Congreso, no tiene dependencia de los diputados y deberá realizar sus funciones con absoluta independencia para privilegiar el tema específico de los derechos humanos en Guatemala, entendiendo ampliamente el término.

Vemos correcta la elección y aunque haya sido producto de un error de la Comisión de Derechos Humanos al integrar la terna, la verdad es que pareciera que al menos la Procuraduría estará en manos correctas con un compromiso para velar por los intereses de la ciudadanía.

No será fácil su trabajo porque en Guatemala es muy difícil para cualquier persona correcta desempeñar una función pública dado el deterioro institucional que existe, pero contando con el apoyo de la población y de la sociedad, sin duda que tiene todos los elementos y requisitos para un eficiente desempeño de sus labores.

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