Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

El racismo suele identificarse (principalmente y a veces únicamente) como una acción de discriminación. Aislar la acción, o sea el hecho de la discriminación como tal, de la ideología que la provoca, no permite comprender cómo opera el racismo cuando este se trata de un problema histórico estructural.

Cuando la Constitución (fundación) de una nación se construye a partir de la desigualdad y la exclusión de los otros (y sus culturas), sus instituciones (o sea también el Estado) y políticas lógicamente tendrán la misma tendencia, principalmente, porque son las encargadas de institucionalizar esa desigualdad, de normalizarlas socialmente al punto de su justificación.

La importancia de comprender la dimensión del racismo es entender cómo opera estratégicamente, cómo se consolida en una ideología y se valida por quienes la ejercen y sienten el derecho de hacerlo. No nacemos sabiendo que somos «indígenas» o no. La sociedad nos lo hace saber. Se encarga de que nos demos cuenta a través de su racismo y su intención es que aceptemos ese racismo con «normalidad». Conocí el racismo cuando era niña, sin teorías o conceptos. Miles de personas en Guatemala han experimentado en más de una ocasión el racismo.

Deshacer la historia y deformarla ha servido para reforzar este proceso. ¿Cómo saber que algo existe si lo hemos olvidado o si nunca supimos que existía? Es por esto que el racismo se toma de la mano de la ahistoricidad para que poco a poco se pierda la consciencia de lo real hasta el punto de validar los estereotipos y falsedades de la historia oficial porque aparentemente esto es lo único que «conocemos» o que garantizamos hemos podido ver o vivir.

Hablar entonces de la milenariedad de la existencia de los pueblos originarios es difícil en una sociedad que por el racismo ha «aprendido» a ver únicamente lo que sus ojos «garantizan». ¿Cuándo nos hablaron en la escuela o en la universidad sobre que los pueblos originarios son descendientes de las grandes civilizaciones como la maya y que no desaparecieron ni que fueron secuestrados por extraterrestres sino que están vivos?

¿Cuándo aprendimos que el pueblo xinka es un pueblo originario milenario que no es maya pero que es tan antiguo como éste? El desconocimiento de lo que nos rodea, de nuestro entorno social, es un síntoma del olvido provocado. Estamos invisibilizando a una cultura milenaria que no se concibe como originaria porque es desconocida para la mayoría de este país, incluso para nosotros mismos, los pueblos mayas, quienes tampoco los concebimos como nuestros contemporáneos en la historia antigua que compartimos así como compartimos el racismo que nos ha hecho invisibles para despojarnos hasta de nuestro pasado.

El pueblo xinka existe y ha habitado estas tierras por miles de años. En su pasado fue influenciado por los nahuas (pipiles) con quienes fueron contemporáneos en la antigüedad al igual que con los mayas. Su relación con los otros pueblos fue compleja porque compleja era la relación política, económica y social que existía desde entonces.

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