Raymond J. Wennier

Saludo a todos mis lectores y espero que estén bien de salud y logrando muchos éxitos en sus actividades diarias. Qué gusto es estar de regreso y escribiendo un artículo para La Hora después de mis vacaciones.

A mediados del siglo diez y nueve, sucedió en Europa, que pueblos casi enteros vieron a sus habitantes emigrar del lugar de origen a sitios en Estados Unidos. En esa época, pueblos con seiscientos habitantes, dedicados básicamente a la agricultura y con pequeñas industrias, como la textil, que iba de sembrar la fibra hasta hacer el hilo, existían en regiones de Alemania.

Cuando sucedió la hambruna por sequía y la destrucción de la cosecha de cebollas y el cierre de la industria textil, se hizo urgente y necesario buscar nuevos horizontes. Tres cuartas partes de estos pequeños pueblos, tomaron la decisión de migrar a los Estados Unidos.

En el pueblo de Weseke, en la región de Westfalia, dos hermanos tuvieron que tomar decisiones. Uno de ellos se quedó, hizo frente a la situación apremiante y el otro decidió embarcarse hacia las costas de Nueva York. Sin embargo, no se quedó en esta ciudad, se movió más al centro del país, al área de San Luis Misuri y Quincy, Illinois; esto pasó en la década de los años 1840. En Quincy establecieron su hogar y mandaron a traer a otros parientes.

Durante mi niñez y juventud siempre escuché a los adultos hablar de que Quincy había sido poblado por alemanes de esa década en adelante. Es por eso que la mayor parte de nombres y apellidos son alemanes.

Durante estas vacaciones en Alemania y para saciar la curiosidad de muchos años, esta vez fuimos con mi hijo en búsqueda de parientes; visitamos pueblos en los que habíamos rastreado el apellido, hablamos con ancianos, visitamos cementerios y parroquias. Fuimos a las ciudades de Borken, Südlohn y Weseke en la región de Westfalia fronteriza con Holanda.

En un monumento a la memoria de los muertos y desaparecidos, de Weseke, durante la Segunda Guerra, tuvimos la sorpresa de descubrir el nombre de Ignatz Wennier, muerto o desaparecido entre 1942-4. Conociendo este dato, supe que teníamos que regresar al día siguiente a buscar más profundamente el origen de esta persona.

Resumiendo la historia, encontramos en una finca en las afueras de Weseke, a Ewald Wennier, a su esposa Bernardette y a sus cuatro hijos. Luego de un día de platicar, de cotejar fechas y ver documentos que ellos tenían y que nosotros llevábamos, concluimos que, de los dos hermanos que decidieron uno quedarse y el otro irse y que migró a Quincy, Illinois, mi pueblo, descendemos Ewald, del que se quedó y yo del que se radicó en Estados Unidos. Nuestros bisabuelos eran hermanos.

Es así como Bernard Henry Wennier y Christina Höynck, procedentes de Weseke, Westfalia, Alemania, iniciaron en Quincy, la familia Wennier.

Fue un momento muy emocionante para mi hijo y para mí, encontrar a Ewald y Bernardette. Ahora sabemos con seguridad, la raíz de nuestro árbol genealógico.

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