Carlos Soto Pineda
Hace cuarenta y tres años mis padres fincaron su residencia en una colonia de clase media -media baja-, ubicada en las afueras de la ciudad, en ese entonces localizada supuestamente en la zona 11 de la capital, posteriormente identificada como parte de la jurisdicción de Mixco (zona 2 de Mixco).
Teníamos como vecinos -casi toda una avenida- a guardaespaldas zacapanecos que habían “servido” con el “chacal de oriente” el General Arana, quien en retribución a sus “servicios” les “obsequió” casas en el sector.
La mayoría de vecinos estudiaron y llegaron a ser profesionales egresados de la Universidad de San Carlos…varios Abogados y Notarios, jueces y uno llegó a Ministro de Gobernación y Presidente de la Corte de Constitucionalidad.
Pasaron los años y la delincuencia se incrementó, comenzaron los asaltos aún dentro de la colonia, el desmantelamiento de vehículos, el abandono de carros robados. Los vecinos se organizaron en un comité, se colocó una talanquera operada por policías privados, todo con el consentimiento y apoyo de los vecinos, se reforestó toda la colonia, se dio mantenimiento preventivo a las fosas sépticas, TODO en colaboración con las autoridades de la Municipalidad de Mixco y los vecinos, sin realizar ningún tipo de exacción.
El comité (integrado por personas honorables, capaces …honestas), dio paso a la formación de un Cocode (Consejos Comunitarios de Desarrollo) que funcionó inicialmente bien, hasta que fue usurpado por una vecina que también se involucró en política partidista con el slogan (frase comercial-político electorera) una “diputada inteligente”, y ahí comenzó la exigencia de “colaboraciones” pecuniarias o de materiales de construcción para “proyectos” nimios, irrelevantes, ornamentales o de cierre de espacios públicos de distracción y esparcimiento.
La colonia se degradó, inició la polarización de los vecinos, la presidenta actual del Cocode inició una práctica extorsiva de exigir el pago “cuotas extraordinarias” para el supuesto mantenimiento del motor de levantamiento de las plumas y compra de otra nueva… a su hijo que es el proveedor… compra que nunca se realizó pero el dinero si se recaudó.
Ahora habitan la Colonia personas jubiladas, con sus exiguas pensiones, -los que tienen la “suerte” de tenerlas-; desempleados, madres solteras, viudas, que no pueden ni mucho menos tienen la obligación de ceder a la extorsión de una vecina que se arroga la Presidencia del mismo, exigiéndoles trescientos, doscientos o cien quetzales cada cierto tiempo, además de la cuota de “colaboración” de Q150 para el pago de vigilancia, obligándolos a activar la apertura de la pluma de la garita bajo la lluvia o durante la noche o el día bajo el sol inclemente.
En ésta época lluviosa y por la desidia y corrupción de las autoridades municipales anteriores ( P.P.) las fosas sépticas casi colapsaron, lo que fue excusa para una nueva exigencia de dinero (extorsión) con la amenaza de impedir el ingreso a la colonia a los que no “paguen” esa cuota extorsiva (mediante la inhabilitación de la tarjeta electrónica de ingreso), además de la “posibilidad” de realizar el corte del servicio de agua potable….
Ya inició obligando a los vecinos al pago anticipado de la cuota de vigilancia (pago por un servicio que aún no se ha realizado) y que activen manualmente el ingreso.
Vaya que no sacó ni los votos de su familia… sino que “diputada inteligente” hubiéramos tenido.