Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com

A lo largo de la historia mundial el hombre, entendido en cuanto al género masculino ha sido un actor hegemónico en comparación con las mujeres, entendidas como el género femenino.

Las féminas vivieron por muchos años de la historia mundial bajo el yugo del hombre, aunque hoy en día todavía existen sociedades en donde este esquema de relaciones de poder entre géneros no se ha superado, incluso tenían restringido su derecho a emitir sufragio por ejemplo: el primer derecho al voto de la mujer de la historia (sufragio femenino) se autorizó “accidentalmente” en Nueva Jersey en 1776, pero no era una ley que permitía a las mujeres votar, sino a las “personas” por lo que, en cuanto se dieron cuenta del “error”, abolieron dicha ley en 1807. En Estados Unidos no se permitió el sufragio femenino total hasta 1965 (aunque desde 1920 sí podían ejercer su derecho al voto únicamente las mujeres de piel blanca).

A parte de esa accidentada anécdota de Nueva Jersey, el primer país del mundo que autorizó el sufragio femenino en igual derecho que los hombres fue Nueva Zelanda que lo hizo en 1893. Le siguió Australia en 1902. En Europa el país pionero fue Finlandia, que autorizó el derecho al voto tanto para hombres como para mujeres a la misma vez, esto fue hace 104 años, en 1906. En España el sufragio femenino en igualdad de condiciones que los hombres llegó con la Segunda República, en 1931.

Este recuento histórico sirve para evidenciar cómo ha sido en cierta manera el largo camino hacia la igualdad política, lo que se busca es aprender a convivir desde un diálogo armónico en sociedades pluralistas, poniendo en práctica los conceptos de democracia, justicia, equidad e igualdad.

De tal modo que hombres y mujeres podamos ser cada vez menos opresores y opresoras de otros/as que pretenden expresar su derecho a la diversidad. Esto hará posible forjar culturas más transparentes, con menos discriminación y sufrimientos innecesarios. Solo así la crisis podrá transformarse en una oportunidad de crecimiento para todos y para todas.

Uno de los grandes objetivos planteados en esta dinámica es lograr la tan anhelada reconciliación entre la diversidad sexual, pues se pretende que independientemente de las preferencias sexuales de cada individuo logremos armonizar con base en la comprensión y respeto de cada grupo, y no caer en una especie de revanchismo y odio que lo que provocará es ampliar más la brecha entre los sectores que conforman la diversidad sexual de nuestra sociedad.

Comparto para finalizar con ustedes estimados lectores, un estudio llevado a cabo en junio del año 2016 por el Pew Research Center, en el cual se preguntó a 37 mil 653 personas de 39 países distintos si ‘la sociedad debería aceptar a los homosexuales´. Los resultados evidenciaron países tolerantes y países menos tolerantes con la comunidad LGBT.

Los países menos tolerantes con la comunidad LGBT son: Nigeria, Jordania, Senegal, Uganda, Ghana, Egipto, Túnez, Indonesia, Gaza y Kenia.

Por otro lado, los países con mayor tolerancia hacia la comunidad LGBT son: España, Alemania, Canadá, República Checa, Australia, Francia, Gran Bretaña, Argentina, Italia y Filipinas.

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