Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“La estupidez insiste siempre“. Albert Camus

En los tiempos que corren, a los mal llamados países bananeros se nos niega hasta el hecho (Porque derecho no existe) a la soberanía, por si fuera poco, la diplomacia deja mucho que desear, ya que el señor embajador de Estados Unidos de Norteamérica, traspasa esa línea tan delgada con sus últimas declaraciones.

Sin entrar a valoraciones personales de si lo son o no lo son, ya que aunque muchos se han alegrado, porque en su fuero interno están convencidos que así es, el asunto es más profundo por varias razones, como las siguientes: según el DRAE, estúpido significa falto de inteligencia, ¿qué si a los diputados les falta inteligencia? Lo dudo, creo que más que faltarles les sobra, pero para su beneficio personal, sus triquiñuelas y malas artes, prueba de ello es su actuación, en las diferentes elecciones de las que son responsables como la del PDH, hecho por demás vergonzoso, en el que los manejos bajo la mesa de la mayoría son más que evidentes.

El problema que observo, estriba más que nada en que esos diputados se encuentran ahí, porque un buen número de ciudadanos votó por ellos, lo que es lo mismo que al ser el voto secreto, y al ser estos señores representantes de nuestra supuesta soberanía, nosotros como sociedad tenemos la obligación de calificar su pobre proceder, que al fin y al cabo sí se encuentran en la novena avenida haciendo de las suyas, es nada más y nada menos que nuestra responsabilidad, o de quienes les votaron, que puede ser cualquiera.

Cualquier declaración de un represente diplomático en otro país, se convierte en el pensamiento del Gobierno que representa, estando las cosas como están en el país del norte, cualquier cosa se puede esperar de la política exterior del mismo, sin embargo eso no significa que sea correcto y aceptado como Gobierno y país que se nos tache de estúpidos, porque constitucionalmente los diputados sean lo que sean, son nuestros representantes directos, y aunque se lo tienen más que merecido, solamente a nosotros los representados nos corresponde calificarlos, ya que: 1) Son nuestros empleados, 2) Nosotros pagamos con nuestros impuestos no solamente sus salarios, también sus actos corruptos, desde el más pequeño, hasta el más escandaloso, y 3) Nosotros los escogimos (No los elegimos porque las listas nos vienen dadas).

Por lo anteriormente expuesto, cualquier adjetivo o calificativo negativo, solamente a los guatemaltecos nos corresponde expresarlo pública o privadamente, ya que en última instancia somos los únicos responsables, que algunos de estos padrastros y madrastras de la Patria, se encuentren ocupando un lugar por demás inmerecido, pero solamente nosotros los podemos sacar de ese inmerecido lugar.

Es vergonzoso que semejantes transas (sin generalizar) nos representen, pero solamente nosotros los guatemaltecos somos los responsables de nuestras culpas, porque no hemos tenido los arrestos de saber elegir, derivado de lo anterior, de no exigir que se cambie el sistema de elección de los diputados, ya que es el voto más representativo, y el que más a ciegas emitimos, puesto que de una lista, conocemos si es posible como mínimo a uno, y ciegamente votamos (que no elegimos) a todo un variopinto de personajes, que a lo que más llegan es a vender su voto, negociar debajo de la mesa, o encima de ella, y vender nuestra maltrecha dignidad.

Así que nuestra máxima lucha, debería enfocarse en cambiar un sistema podrido como el nuestro, apoyando cualquier reforma que consista en modificar el voto a los diputados, que al ser nuestros representantes, constituyen sin más nuestra vergüenza, pero nuestras vergüenzas son nuestras, y está bien que nos jalen las orejas por nuestras malas decisiones, pero en diplomacia internacional hay reglas que se deben respetar, y por muy tercermundistas que se nos considere, debemos conservar nuestra dignidad, cuando la perdemos, perdemos lo poco que tenemos realmente nuestro.

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