Jorge Mario Andrino Grotewold
• @jmag2010

La celebración del Día del Maestro(a) trae consigo un recorrido de acontecimientos que éste ha llevado durante su vida, como parte indispensable de un proceso de enseñanza-aprendizaje. Un maestro(a) como tal, significa más que un enlace de conocimiento hacia el estudiante, y por sobre todo, no se trata de una figura de nombre o título, sino de una persona que alcanza a tener un contacto con otra para trasladar sus sapiencias.

Si tener un título no es suficiente, ¿qué significa ser un maestro(a)? En su versión tradicional, todo maestro(a) es el vínculo del conocimiento, entre alguien que lo tiene y alguien que lo requiere. Esa circunstancia por sí sola, representa un gran proceso de construcción de confianza, de sinergia y de empatía entre profesor(a) y alumno(a). El aprendizaje y estudio del conocimiento como ciencia, ya sea recopilada mediante métodos tradicionales como el empirismo o la investigación científica, permite siempre identificar que el resultado sea motivado o influenciado por esa persona de quien se aprendió inicialmente. Esa persona, que enseña y causa influencia en estos resultados, de la vida, del trabajo y del estudio, es a quien puede llamarse maestro.

No se trata solamente del profesor que desde la niñez permite que la enseñanza alcance un nivel de incentivo y nos haga fácil instruirse; también se trata del aprendizaje de la vida, que también incluye mecanismos de tutoría laboral que permiten conocer en la práctica, también con maestros, como la vida evoluciona económica y socialmente. Por ello, el maestro también se obliga a una función de enseñanza directa y compatible con cada alumno, sin importar el nivel: primaria, secundaria, universitaria, laboral o social.

La vida en sí, con el caminar de los tiempos y lugares, nos muestra maestros y maestras que durante el proceso de asimilación logra generar una influencia hacia cada persona. El maestro(a) en la familia, que regularmente empieza de arriba hacia abajo (padres-hijos); en el trabajo, cuando existe una relación de conocimiento de la rutina laboral (empleador-empleado); en la escuela de todo nivel, cuando se busca generar un despertar de sabiduría que otros han tenido en el paso (profesor-estudiante). E inclusive en una relación de pareja o amigos, la enseñanza como maestros puede evidenciarse mediante un consejo, un apoyo, un hombro en quien recaer o simplemente para escuchar. El maestro(a) no tiene un título específico. Puede ser cualquier persona de donde proceda el conocimiento y se aplique la metodología de la enseñanza. Sincera, sin intereses y con la premisa de compartir su experiencia y sabiduría, por limitada que pueda ser.

El maestro(a) es un amigo, un compañero, una pareja y hasta un enemigo. De todo se aprende en la vida, y depende de cada uno de aprovecharlo como tal. Siendo la educación de gran importancia para el desarrollo de las personas, de las sociedades y de los países, es impensable que ésta no cuente con verdaderas personas a quienes se les pueda denominar «maestro(a)».

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