La receta sigue siendo la misma y el resultado, desde luego, es también el mismo. Ello se corrobora con el informe rendido ayer por la Contraloría de Cuentas de la Nación y que constituye en sí un escándalo, y eso sin tomar en cuenta que históricamente esa cacharpa ha sido la tapadera de la corrupción en el país y que el actual Contralor ha sido garante de la impunidad. Si la Contraloría de Cuentas llegó a esas conclusiones, Dios sabrá cómo está realmente el país, puesto que para que la CGC se haya percatado y haya tenido el valor de hacer públicos los hallazgos, es porque hay mucho mayor mar de fondo.

La cuestión es que en Guatemala todo se sigue haciendo bajo el patrón de los procedimientos que se fueron consagrando a lo largo de muchos años para facilitar el saqueo de la cosa pública. No existe razón para que algo haya cambiado, salvo la actividad de la CICIG y el MP, aunque ya se sabe que para esos entes de investigación la corrupción arrancó y terminó con el gobierno de Pérez Molina y por ello es que ahora, aún bajo el temor de que pudiera haber alguna investigación, los pícaros siguen haciendo de las suyas, pues ya se vio que el radar de esas dos instituciones está enfocado únicamente en un período de tiempo, el de los cuatro años del PP.

Pero para que Carlos Mencos haya podido presentar un informe tan amplio, tomando en cuenta sus compromisos en el pasado para apañar los negocios que se hicieron en sus narices, la cosa debe estar verdaderamente grave y los ciudadanos tendríamos que estar más atentos para demandar acciones más firmes, no sólo para castigar a todos los corruptos, sino para exigir que se cambien los procedimientos que dan lugar a la corrupción tan extendida.

Está visto que la lucha contra la corrupción no ha llegado a producir los resultados que uno espera porque ideal sería que a estas alturas ya se hubiera obligado al Congreso a revisar la misma Ley de la Contraloría y las leyes que tienen que ver con las contrataciones que hace el Estado. Pero, repetimos, si nada cambia en cuanto al marco legal que ha alentado la corrupción, no podemos esperar de ninguna manera que vaya a reducirse el efecto de ese flagelo que es causante del atraso en que está el país, porque el dinero para promover el desarrollo de los guatemaltecos se termina yendo a la bolsa de tanto pícaro y sinvergüenza que pulula en la administración pública.

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