Félix Loarca Guzmán
El experto en Derechos Humanos Javier Bustamante Donas, señaló recientemente en un documento sobre “La Sociedad de la Información”, que uno de los problemas que actualmente enfrenta la libertad de expresión, nace de la preocupación de los gobiernos por el control de los contenidos que circulan a través de Internet.
En medios de Europa y en algunos pocos de América Latina, hay avisos sobre que los comentarios ofensivos, obscenos, abusivos, vulgares, racistas, difamatorios o amenazantes, no deben ser publicados.
El analista Juan Manuel Alegría indicó al respecto que, se puede discutir y defender, pero no calumniar ni injuriar. Dice que los mensajes injuriosos que envían los lectores y oyentes en contra de los columnistas, comentaristas y otras personas, automáticamente deben ser rechazados.
Lamentablemente aquí mismo en las páginas del Diario LA HORA, algunos de los mensajes que envían los lectores, son insultos o expresiones injuriosas, con el agravante que los autores ocultan su identidad con nombres falsos y con frecuencia son mensajes pésimamente redactados, con numerosas faltas de ortografía, que no aportan nada constructivo, ni contribuyen al debate sobre los diversos problemas de la Nación.
Por este fenómeno que es un abuso de la libertad de expresión del pensamiento, algunos medios de comunicación muy serios y de gran prestigio como la BBC de Londres, de Inglaterra, han abandonado o cerrado sus secciones de comentarios de los oyentes.
La realidad es que la lucha por el respeto a la libertad de expresión del pensamiento ha costado mucho en Guatemala, incluso se tuvo que regar con la sangre de numerosas personas, entre ellas valiosos Comunicadores como Enrique Solórzano, Mario Monterroso Armas y Timoteo Curruchiche, para citar solo tres de ellos, aunque la lista es muy extensa.
Desafortunadamente, justos pagan por pecadores. Sin duda, la Dirección General de este periódico, tarde o temprano tendrá que evaluar la conveniencia de continuar con la sección de comentarios de los lectores con tanta amplitud, que se dejan pasar mensajes injuriosos. En lo personal siempre he estado a favor de la discusión respetuosa de ideas, ya que con ello se puede fortalecer nuestra incipiente democracia. Pero también mantengo una postura firme sobre que no existe un derecho a insultar en los medios de comunicación.