Los pagos por medio de publicidad para algunos de los medios de comunicación en Guatemala, terminan siendo también parte de los métodos de cumplimiento por la cooptación del Estado con la que se pagan los gastos de campaña de los candidatos.
Se ha visto ahora con las auditorías a partidos políticos y en el caso de la Unidad Nacional de la Esperanza que le adeuda decenas de millones a empresas de televisión que, lo que todo mundo cree es que se trata de una deuda a “pagar” desde un potencial gobierno de Sandra Torres, al igual que hizo Álvaro Colom en su tiempo.
Ayer se anunció que hay una investigación de la Contraloría General de Cuentas de la Nación por 38 millones de quetzales que generan sospecha por su adeudo de parte de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia de la República.
Pero más que lo que se adeuda, la Contraloría y el mismo Ministerio Público podrían iniciar un trabajo de verificación de los miles de millones que se han gastado durante los “gobiernos democráticos” en pagar a medios por sus favores, silencios o, simplemente, para completar las beneficiosas tarifas que otorgan algunos para echarse en la bolsa a los políticos durante las campañas y poder cobrar con creces cuando asumen el poder.
Los métodos de cooptación demuestran que los políticos apostaban a una venta adelantada de los contratos públicos como la forma de agenciarse de los recursos para mantener las ridículas campañas de mercadeo que se hacen en nuestro país y con las que terminan durmiendo a una sociedad que entre tanta basura se deja llevar por el circo al que nos empujan.
No es excusa que la falta del verdadero rol ciudadano de entregar un mandato a los políticos permita que el electorado sea manipulado de esta manera. Lo que sí puede hacer la sociedad es apoyar con la solicitud del castigo contra el ladrón que ha planeado su futuro político o empresarial a partir de apostarle a un candidato que pagará con sobreprecios y con multimillonarios contratos el “apoyo” recibido.
Hay exsecretarios de Comunicación Social y empleados de dicha Secretaría que terminan siendo grandes terratenientes y empresarios sin mantener una relación de su estatus original con su bonanza al terminar los períodos. Hay otros que han hecho redes dentro de las instituciones para seguir ganando con sus aliados sin importar quien quede.
Lo que queda claro es que hay que hacer una auditoría completa al igual que en Comunicaciones, Salud, Educación, Energía y Minas, compra de fertilizantes, etc. y que la Contraloría es parte del problema.