Emilio Matta
No existe duda que la electricidad es uno de los elementos fundamentales para el desarrollo social y económico de un país. En resumidas cuentas, es un sector estratégico para el país. Es un porcentaje importante de los costos de producción de bienes y servicios. Asimismo, es indispensable para la vida diaria de cada persona. De allí la importancia de abordarlo desde una perspectiva seria y coherente, tocando todos sus matices.
Guatemala cuenta con cuantiosos recursos hídricos que deberían ser aprovechados para tener una generación eléctrica barata y amigable con el medio ambiente. Sin embargo, el uso del agua para hidroeléctricas es de alta conflictividad en el interior del país, que es donde se genera la energía, pero su mayor uso se concentra en la capital y en los principales centros urbanos del país.
Haciendo una comparación con Costa Rica, que es un país similar a Guatemala en cuanto a recursos hídricos, pero muy distinto en cuanto a generación y cobertura respecta, en Guatemala, según el INDE y el MEM, se tiene un 90% de cobertura en el país con una matriz energética que genera aproximadamente un 65% de la energía utilizando fuentes renovables, principalmente biomasa y en menor medida hidroeléctrica. Mientras que en Costa Rica, según el ICE que es el equivalente tico al INDE, se tiene el 99.3% de cobertura a nivel nacional con una matriz energética que genera el 98% de la energía total utilizando energías renovables, principalmente hidroeléctricas.
¿Cuál es la diferencia entonces? ¿Los ticos son menos conflictivos o es que tienen un esquema distinto? En primer lugar, Costa Rica tiene una Ley de Aguas que regula su uso desde 1942 el uso del agua en Costa Rica y que están en discusiones ya en el Congreso para actualizarla con las exigencias de hoy en día. Cabe resaltar que dentro de la modernización de la citada ley, uno de los puntos torales es el otorgamiento de rango de ley al derecho humano del acceso al agua. También es interesante que la ley prioriza el agua para consumo humano y agrícola, pero establece los usos que se le pueden dar (Incluyendo su uso para generación de energía eléctrica), aumenta los cánones de agua para las industrias que la utilizan intensivamente e imponen sanciones importantes para quienes contaminan las fuentes de agua. En Guatemala, al contrario, no existe una Ley de Aguas, y cada quien utiliza el agua como mejor le conviene. Esto implica que una persona puede desviar un río que atraviesa por su propiedad sin ninguna consecuencia legal. Sin embargo, el desvío si tiene una consecuencia ecológica para los ecosistemas que dependen del río y también para las siguientes comunidades y personas a donde llega la afluencia del río. Otro punto muy importante de la Ley de Aguas de Costa Rica es que otorga un valor económico al agua. Este valor no es para mercantilizarla, sino que sirve para cobrar los cánones e impuestos correctos a quienes utilizan el agua. Por último, prácticamente todos los ticos tienen acceso a energía eléctrica, no así los guatemaltecos. Se instala una hidroeléctrica y las comunidades afectadas por la misma no tienen ni un foco. Las comunidades afectadas tienen derecho a gozar de los beneficios que brinda la hidroeléctrica que las afecta.
El acceso al agua y a la electricidad debe ser un derecho para todos los guatemaltecos.