Alfredo Saavedra
El culto cristiano en la práctica de las masas, se concibe como un ritual ceremonial de observancia mística dentro de los deberes del ser humano en su consecuencia para el ejercicio de la religión que le corresponde. En el caso del cristianismo, predominante en una proporción compartida como mayoría con el culto islámico en el globo, es cultivado en nuestro entorno hispanoamericano, a raíz de la Conquista, importado de España que lo heredó a su vez, conquistada por el Imperio romano.
El catolicismo y el protestantismo son las expresiones de religión dominantes en nuestros países como resultado de la invasión armada e ideológica en el proceso de Conquista por los españoles que trajeron consigo la religión cristiana como parte de la apropiación y ocupación del territorio perteneciente, hasta entonces, a la población nativa.
El ejercicio de las religiones se basa en un dogma que induce a los feligreses a una conducta de sometimiento, en los católicos en los catecismos y en los protestantes, bajo el denominador de evangélicos, al contexto bíblico. Todo asumido con obediencia en la que no hay lugar para la discusión pues la masa no tiene interés en ello y mucho menos sus dirigentes eclesiásticos para que no se descubran verdades que podrían despertar suspicacias.
De ahí que a través del tiempo y el surgimiento de la investigación científica se ha producido interés en el descubrimiento del proceso histórico que en el caso del cristianismo ha servido para descifrar lo que pueda haber más allá de lo doctrinario comprimido en el Nuevo Testamento bíblico sujeto a la discusión para la revelación de otras realidades históricas,
En ese contexto se abre un proceso de indagación sobre la vida de Jesús, responsable del origen de la religión que lo tiene como figura estelar y receptor del culto que lo tiene como un Dios, aunque él no se haya proclamado como tal en su corta pero notable existencia conforme lo proclama el texto bíblico aunque, por su importancia, la investigación antropológica da versiones que conducen a una reconstrucción de la historia respecto a la vida del llamado Cristo, que revelan que sobrevivió a la crucifixión como punto central de su vida.
De esa manera La tumba de Talpiot saltó a la fama internacional en 2007 con un documental de Discovery Channel, «La tumba perdida de Jesús», producido por James Cameron y escrito por el cineasta Simcha Jacobovici. La documental basa su argumento en el hecho de que Jesús al sobrevivir la crucifixión y tras su “muerte natural” fue sepultado en un lugar de Jerusalén, donde sus restos (¿legítimos?) podrán ser encontrados en algún momento. ¿Quiere decir entonces que no hubo resurrección ni viaje al cielo como consta en los Evangelios?
Los saduceos, protagonistas en el momento en que el nombrado Mesías vivía, negaban el proceso de resurrección, pero esa aserción podría encuadrarse en el momento político conflictivo que vivía Judea y de lo cual se hará enfoque en la continuación de esta columna, con base en lo que dice el analista Michael Baingent y otros eminentes eruditos con vastos conocimientos en la Biblia, que nos hablan sobre cómo Jesucristo no murió en la cruz.
Así también, de forma importante cómo esa sobrevivencia tuvo que ver con la política de la que Jesús participó y entre sus principales protagonistas los saduceos ya mencionados, los fariseos, los celotes, los esenios y personajes como Poncio Pilatos, José de Arimatea y Barrabás, en un proceso similar al de nuestros días con la dominación de los ricos sobre los pobres. (Continuará).