Alfonso Mata

En el MSPAS adquirir se ha tornado en una de las tareas centrales y esta tarea preside de hecho equivocadamente todo el centro de la reflexión y hacer político del ministerio y se ha vuelto el indicador predilecto de la prensa y del pueblo, para evaluar lo que hace. Nada más erróneo que eso.

El problema es ambiguo, ya que abarca numerosos procesos que si bien se encaminan hacia un mismo fin, se traducen en manifestaciones de interés múltiple y componendas perversas en cada uno de los procesos. Hace un año escribía en mi columna y señalaba, que el sistema de Salud no debe ser el responsable de comprar y proveer medicamentos y en esa ocasión indicaba, que eso atenta contra la libre competencia, propia de mercados y que por otro lado, aprovisionarse debe ser una obligación del enfermo y su familia; proveerlo de las casas farmacéuticas y farmacias y normar la forma y el precio de compra a pagar y pagar, de las instituciones de Finanzas y punto.

El mecanismo sugerido era el siguiente: el Ministerio de Finanzas y de Salud, a través de listados públicos fijan el precio a pagar a que está dispuesto el gobierno por un producto independiente de quien lo produce y comercializa. Luego en un segundo paso, el sistema de Salud elabora y da la receta al paciente, previo diagnóstico y para ello se basa en protocolos terapéuticos. En un tercer momento, el consumidor final se provee de lo recetado en la farmacia más cercana a su lugar de habitación y finalmente Finanzas paga esa adquisición, si se cumplió con lo reglamentado.

El fruto de tal mecanismo, es más trasparencia, agilidad de adquisición y control de eficiencia y eficacia terapéutica. Luego de publicar mi propuesta, recibí los siguientes comentarios.

-¡No! – decían algunos, las recetas… Momento -contraargumenté, la receta es electrónica y está sujeta a varios controles.

– Pero van a vender productos de baja calidad… Momento, es obligación del MSPAS certificar los productos de las casas, listar y poner al público en sobre aviso.

– Eso genera contrabando… Este existe, no es trabajo del MSPAS, controlar el contrabando de medicamentos y equipos.

– La subasta inversa… En esto sí tiene razón el lector, pero ¡perdón! no he visto ninguna subasta inversa y menos una evaluación de esta, la cual se dice que en otros países ha dado buenos resultados y que lo que necesita, es un buen control de calidad del producto. Esta es una alternativa que podría testarse, contra la que propongo.

– Ya… ya basta de excusas, la tecnología electrónica de comunicación e información moderna, permite hacer lo que propuse, al igual que un control adecuado de la subasta inversa. En ambos casos, podemos mejorar el trabajo clínico-terapéutico y combinarlo con resultados epidemiológicos que permitan a lo largo del tiempo, mejorar el control clínico-terapéutico, el cual no se realiza. Un comentario final de los lectores.

– Pero lo que propone no está normado ni aprobado… Miren, acá no se trata de montar lo que esté aprobado, se trata de que una cosa funcione a conveniencia del MSPAS y de los habitantes. Lo que ha sucedido y es de lamentar, es que el sistema de Salud ha sido obligado a mezclar lo comercial con los servicios, a gastar sumas cuantiosas y tiempo valioso en algo que no les corresponde hacer y hace mal, comerciar.

Señora Ministra, con más de lo mismo va a obtener lo mismo. Recuérdese que tiene más de setenta unidades independientes de compra, a las cuales no va a poder controlar haciendo lo mismo y eso aunque su gente lo haga bien. Creo que en este momento, lo que tiene que sopesar en forma seria, es un cambio radical en el sistema de Salud, donde este no tenga que ver con compras. Sus esfuerzos deben ir encaminados a mejorar la atención y las bases de la salud pública que es lo que realmente está abandonado y necesita de su atención urgente: aspectos fundamentales como financiamiento, cobertura, modelos de atención, infraestructura y organización de los servicios. Lo que propongo necesita invalidar lo existente. Desde lejos uno se siente un poco escéptico sobre la realidad y profundidad de los cambios, pues sabemos que éstos necesitan reformas con imaginación, acción, audacia.

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