Raymond J. Wennier

Nuestro hijo y su familia ya llevan casi los siete años viviendo en München, Alemania y por eso nos cuesta un poco visitarlos. Para sorpresa nuestra, hace unas semanas nos llamaron antes de cita ya concertada para hablar vía Skype cada semana. Inicialmente fue Sonia quien nos habló e insistía en saber cómo estábamos, qué hacíamos ahora que recién el 28 de febrero dejamos de trabajar y nos preguntaba si teníamos planes de viajar o hacer algo ahora que “tienen todo el tiempo disponible”. Contestamos que estamos bien, en óptimas condiciones para iniciar cosas nuevas, y siempre dispuestos a mantenernos ocupados y sin planes definidos para los días por venir.

Veo dijo, que entonces pueden aceptar nuestra invitación para venir a Alemania y celebrar en familia la Primera Comunión de Matías el 14 de mayo. Pero, agregó, hay otras cosas que celebrar, los cumpleaños de Matías y de Lourdes en abril, mi cumpleaños y la Primera Comunión en mayo y por la Pascua, dos semanas de vacaciones de los niños. Además, agregó, no pueden decir que no porque la invitación es con todos los gastos pagados.

Ante tal invitación y ante la gran oportunidad de estar con ellos un tiempo, dijimos sí, con mucho gusto y ¿cuándo quieren que lleguemos? Sonia no contestó de inmediato, pero unos minutos después dijo, he encontrado espacio en todos los vuelos para que salgan de Guatemala el 4 de abril y regresen el 19 de junio, ¿les parece? Nos vimos con Carmen, hicimos un rápido recuento de las cosas que tenemos que dejar arregladas aquí y dijimos: “sí podemos”. Quince minutos después teníamos en nuestras manos los boletos.

Así estimados lectores que nos veremos en julio, y por eso quiero contarles que desde el 3 de mayo del año 2006, por invitación del licenciado Oscar Clemente Marroquín he escrito una columna semanal hasta el día de hoy. Hablamos de casi once años y lo interesante es que no he dejado de publicar una sola semana.

En vista de los acontecimientos familiares, creo que es prudente tomar vacaciones por unos meses, alimentarme de más ideas, ver otras realidades, aprender de los sistemas educativos alemanes, convivir con otras culturas y sobre todo gozar de la compañía de los hijos y nietos.

Sonia como bióloga molecular, se maneja en un mundo científico que busca cura a varias enfermedades; Raymond John, en el ambiente comercial y como instructor de carreras de resistencia, en millas y en tiempo y como “free lance” cubriendo este tipo de eventos. Lourdes ya adolescente nos mostrará esa realidad de esta etapa en la que calladamente estos jovencitos nos dicen “love me when I am most unlovable”, mantente junto a mí, comprende mis silencios y vive conmigo mis cambios de humor, guíame aunque no te diga nada, tú sabrás comprender cuánto necesito de tu presencia, de tu amor y de tu guía. Matías, nos llevará cada día a jugar fútbol con sus amigos, nos acompañará al mercado a comprar verduras frescas y todos juntos, si tenemos suerte y hay días de calor, caminaremos a Wort Ort a comer una cornucopia.

Los dejo amigos, ya compartiré con ustedes mis relatos al volver con mi columna el primer jueves del mes de julio. Chius (como dicen en Alemania).

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