Roberto Arias

Hace algunos años Geert Wilders, del Parlamento de Holanda, hizo la siguiente aseveración, refiriéndose a los árabes musulmanes: “La intolerancia étnica se manifiesta en una amplia gama de acciones: desde comentarios ofensivos o desconsiderados hasta políticas nacionales de exterminio de determinados grupos étnicos. Con la expresión grupo étnico nos referimos a una comunidad de individuos que se distingue de los demás por compartir lazos comunes de raza, nacionalidad, religión, idioma o cultura.”

Esta es una aseveración racista totalmente injusta. Con esta expresión generalizó a todos los miembros del Islam -entre muchas otras cosas- de ser terroristas o de promover el terrorismo en todo el mundo; sería lo mismo como si ellos dijeran lo mismo de otras religiones.  La humanidad debería ser muy cauta y prudente al emitir juicios de esta naturaleza; especialmente en materia religiosa que es uno de los elementos principales de las causas globales de derramamiento de sangre.

Los estadounidenses acusaron los actos del 11 Septiembre de 2001 que los protagonizaron miembros del Islam encabezados por la red terrorista de Al Qaeda y su líder, Osama Bin Laden, a quien en lugar de enjuiciarlo lo asesinaron las tropas. En contrapunto, las dos bombas atómicas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki, dos ciudades del Japón durante la Segunda Guerra Mundial, fueron lanzadas con instrucciones del presidente de EE. UU., bajo las órdenes del general Douglas MacArthur, ambos miembros activos de la cristiandad, y no por eso todos los cristianos son genocidas.

Al recapitular, ni el Corán ni la Biblia, los libros sagrados que deberían regir la conducta de ambas ideologías religiosas, justifican bajo ninguna circunstancia asesinar a nadie.  Entonces ¿Por qué acusan así a los musulmanes y peor aún, los han puesto como los malos del mundo entero?

Muchos erróneamente atribuyen buena parte del terrorismo a miembros del Islam (musulmanes).  El nombre Islam es significativo para los musulmanes, porque quiere decir “sumisión”, “sometimiento” o “rendición” a Alá. Musulmán significa ‘uno que cumple o practica Islam’; y el nombre de Dios es una traducción al árabe para Allah o Alá.  Debe señalarse que el idioma original del Corán (libro sagrado de los musulmanes) es el árabe.

“¡En el nombre de Dios (árabe: Allah, Alá), el Compasivo, el Misericordioso.  Alabado sea Dios, Señor del Universo, el Compasivo, el Misericordioso, Soberano del día del Juicio.  A Ti solo servimos y a Ti solo imploramos ayuda.  Dirígenos por la vía recta, la vía de los que Tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados!” (El Corán, Sura 1: 1-7).

Veamos ahora la contraparte: Jesús contestó: El primero es: “Oye, oh Israel, Jehová nuestro dios es un solo Jehová, y tienes que amar a Dios (Hebreo: Jehová),  con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.”  El segundo es este: “Tienes que amar a tú prójimo como a ti mismo.  No hay otro mandamiento mayor que estos” (La Biblia, Lucas 12: 29-31). Sigue…

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