Alfredo Saavedra

En reciente artículo de Washington Post se puntualizó el criterio de que el Papa Francisco, como su antecesor el Papa Juan Pablo II, convirtieron el Vaticano en una fábrica de hacer santos, opinión derivada del hecho de que ambos pontífices han elevado a la santidad a muchos más elegidos que todos sus antecesores juntos, lo cual; puede ser una inexactitud por cuanto la existencia del papado en la Iglesia Católica se remonta ya a casi dos mil años con lo que es de suponer que a estas alturas puede ser ya una multitud de santos que estarán aglomerados a donde el destino los haya enviado después de su canonización.

La pieza periodística asegura que al parecer tanto en Francisco como en Juan Pablo se ha manifestado una prisa por santificar que parece una competencia para ver quién santifica más durante su ministerio papal. Juan Pablo II al santificar por docena a lo mejor antes de morir, dado su carácter personalista, dejó instrucciones para que lo santificaran a él también. El caso de Madre Teresa, la personalidad más conocida de reciente santificación, el autor del artículo Anthony Faiola, dice que se apresuraron los trámites, porque por tradición la canonización lleva décadas si no siglos en consumarse. Debe ser así, porque aquí en Guatemala hace ya infinidad de tiempo que el Hermano Pedro ha estado en espera de turno para su santificación. El Papa Wojtyla, recibió la santidad sin esperar mucho, en medio de la controversia por encubrir al cardenal Shaw, de Boston, trasladado por Juan Pablo al Vaticano cuando estaba sindicado de alcahuetear a curas pedófilos.

También fue criticado Juan Pablo II, por hacer lo mismo con el padre Maciel, de quien tuvo buena opinión no obstante lo aseverado en su contra. Una publicación acreditada a un grupo cristiano, apunta lo siguiente: “¿Marcial Maciel vivió siempre de acuerdo a su condición de sacerdote y de religioso? No. Desde sus tiempos de estudiante en el seminario de Moctezuma tuvo relaciones homosexuales. Por ello fue expulsado del seminario en dos ocasiones. Después practicó la pedofilia con seminaristas, algunos de los cuales siguen todavía en la congregación de los legionarios de Cristo.

Aparte, en fecha reciente el experto en teología Michael Coren, en columna del importante diario canadiense Toronto Star, reseñó su opinión de que la monja Madre Teresa no tenía las calificaciones para alcanzar la santidad, criterio opuesto a la consideración que la viejecita misionera era ya una santa en vida, por su dedicación en servicio de los menesterosos, en particular en la India, donde hizo de la ciudad de Calcuta su centro de actividad.

El escritor Coren –autor de varios libros sobre catolicismo- en la columna en mención hace referencia a las investigaciones del crítico Christopher Hitchens, quien en su libro La Posición del Misionero, relata toda una serie de acciones de Madre Teresa, que constituyeron falta a la ética, pues en su propósito de recaudar dinero para su causa, no tuvo escrúpulos de recibirlo de Baby Doc, de mala reputación cuando gobernaba Haití, y también se menciona el hecho de que la monja albanesa recibió varios millones de dólares en donativos de Charles Keating, un hampón millonario de los Estados Unidos, quien fue a dar a la cárcel tras cometer fraude en contra de miles de personas. En fin, sería largo enumerar los contenidos de The Missionary Position, edición en inglés publicada en Londres. En todo caso, Madre Teresa, fue una especie de Robin Hood, quien, como se sabe, robaba a los ricos para darles a los pobres… Santa Teresita, ruega por nosotros.

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