Isabel Pinillos – Puente Norte
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Ayer en el programa “A Primera Hora” el Canciller Carlos Raúl Morales, daba una entrevista en la cual explicaba en su tono diplomático el motivo de la visita del Secretario de Seguridad Interna John Kelly a Guatemala, como respuesta a la “invitación” que le hiciera el Presidente Morales. El ministro indicó que Kelly “conoce muy bien la región” y esto es lógico pues fungió como Comandante Sur de los EE. UU. Además, según el Canciller, es “autor intelectual” del Plan Alianza para la Prosperidad para el Triangulo Norte (PAPP) – aunque seguidamente se retractó diciendo que el PAPP lo hicieron los países de la región. (En lo personal, me quedo con lo primero.)
Mientras Morales daba su versión matizada del motivo de la visita del Secretario, en Washington D.C., se daban a conocer dos memos firmados por el mismo Kelly con el objeto de dar cumplimiento a las órdenes ejecutivas decretadas por el Presidente Trump el pasado enero. Bajo estos nuevos lineamientos, esfuerzos y recursos de seguridad interna estarán dirigidos a una prioridad: la persecución de todos los inmigrantes que hayan violado leyes migratorias. Esto significa que no solo serán sujetos de deportación aquellos que han cometido un delito, sino prácticamente, cualquier persona indocumentada podrá ser considerada como un “extranjero ilegal”. Además otorga discrecionalidad absoluta a todos los agentes de Oficina de Inmigración (ICE) para decidir sobre si una persona es deportable. Se eliminan políticas que protegen la privacidad de información personal de aquellos que no sean ciudadanos estadounidenses. Se establece la obligación de producir un informe mensual con perfiles de todos los que sean detenidos. Además se dará autorización a empleados públicos de otras jurisdicciones para que cumplan funciones de oficiales de Inmigración. Se eliminarán fondos para ciudades “Santuario”. Se establece un oficina para las víctimas de crímenes cometidos por inmigrantes (VOICE), para lo cual se reasignarán los fondos que antes se habrían usado para activismo a favor de los migrantes desde dicha oficina.
Se manda a contratar a 10 mil nuevos agentes para la Oficina de Inmigración (ICE) y 5 mil para la Oficina de Seguridad Fronteriza (CBO), se ordena la construcción del muro con los recursos disponibles. Se establece las deportaciones expeditas, para aquellos que sean detenidos en la frontera, quienes serán deportados inmediatamente –sin audiencia- ya no a sus países de origen sino directamente a México. Esta disposición excluye a los menores no acompañados, quienes perderán este status migratorio una vez hayan sido reunidos con sus familiares. Sin embargo, los padres de estos menores que sean indocumentados podrán ser deportados o bien sometidos a la justicia por el delito tráfico de menores. Se dispone además de la asignación de recursos a oficinas Atachés de ICE en el Triángulo Norte –ni siquiera sabía que éstas existían.
¿Hemos de creer que ésta es una invitación amistosa del presidente Morales? La visita del emisario de Trump es una acción fríamente programada para anunciar las nuevas medidas de deportación, afinar estrategias de seguridad fronteriza y ampliar la capacidad de los centros de recepción de deportados. Dentro de poco, esperemos ver recursos para “mejorar la atención de los retornados”. ¿Acaso no es momento de dejar a un lado las palabras dulces de la diplomacia y decir las cosas por su nombre? Tengamos claro que los Estados Unidos no tiene “amigos” sino intereses. En la administración Trump, el conocimiento de Kelly sobre la región será utilizado para implementar la visión del nuevo presidente y transformar el “sueño americano” en una verdadera “pesadilla americana” para los migrantes en ese país.