Rolando Alfaro Arellano

Inútilmente nació quien solo para
sí vivió.
Anónimo.

El sistema procesal guatemalteco se encuentra en crisis debido a la falta de una legislación adecuada para los tiempos que vivimos.

En ese sentido es preocupante que los encargados de legislar, principalmente en los últimos años no han atendido la necesidad de actualizar las leyes que, poco a poco, se les olvida quizás por tanto legislar temáticas secundarias, o debido a darle mayor atención a iniciativas cuyo fondo entraña intereses políticos y no han mostrado voluntad para entrarle a la modernización procesal para tratar tan ingente problemática.

Por otra parte, se enfrentan problemas laborales por una pésima legislación, y se sigue sosteniendo una ley que urgentemente requiere actualizarla o a legislaciones específicas como la Ley Ambiental que tiene enormes lagunas, o, la normativa penal que carece de normas que estudien la problemática del aumento de la criminalidad.

No se necesita ser un genio para conocer que sin la normativa antes descrita, seguirá aumentando la criminalidad y la problemática se extenderá a los otros organismos del Estado.

Por lo tanto, no se puede aceptar que tantas fallas en el sistema Legislativo continúen poniendo en peligro la estabilidad de la República.

Ejemplos sobran, pero para refrescar memorias, basta tan solo leer o escuchar las noticias diarias que son más que una llamada de atención a la población sensata. Crímenes a diestra y siniestra, abusos e irrespetos en contra de los administradores de justicia, y un largo etcétera.

Asimismo, la legislación vigente permite jugar con las propuestas para ocupar cargos en el Organismo Judicial al extremo de apoyar a profesionales sin experiencia, ignorándose que esta se obtiene con la Carrera Judicial, el tiempo de estudios y prácticas en los diversos juzgados del país

Muchos han pensado que los abogados que no tienen más de cinco años de graduación deben ocupar cargos de gran responsabilidad en los Juzgados de Primera Instancia, o, que tengan nexos políticos, craso error que se está viviendo en la actualidad, pues la experiencia se mide por el tiempo, no por la edad.

Por último, ante tantos desaciertos, pues la realidad nos muestra un Organismo Judicial debilitado, y, a medida que se empiezan a conocer los errores ya citados con anterioridad, simplemente van perdiendo el respeto de la ciudadanía y poniendo en riesgo a todos los habitantes de la República de Guatemala.

La confianza de la ciudadanía sólo se obtendrá si las autoridades respectivas reparan en sus actos y logran modernizar, apropiadamente, la legislación ordinaria que aún se encuentra vigente. Pero si la incomprensión persiste, pues tanto los señores legisladores y estudiosos del Derecho deberán consultar el Derecho Comparado, legislativo u ordinario. Con ello, no existirá pierde.
Sigue.

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