Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Existen aproximadamente 3 millones de inmigrantes guatemaltecos que honrada y eficientemente laboran en Estados Unidos, México, Canadá y parte de Europa.
Estos compatriotas se vieron en la necesidad de abandonar el suelo nacional producto del conflicto armado que durante 36 años enlutó a Guatemala, por la falta de empleo, por los bajos salarios y otra serie de circunstancias.

Son los hombres y mujeres con más iniciativa los que se atreven a inmigrar, los que se sacrifican dejando atrás hijos y padres en sus aldeas y departamentos.

Su importancia económica y social es este momento tan grande que las remesas que le envían a sus familiares, sumadas, son más que las exportaciones de café, azúcar o banano, son la primera fuente de divisas que recibe el país y, al ser enviadas mensualmente a sus familias en Guatemala, son el mayor factor de combate a la pobreza y a la desnutrición.

Ese ingreso mensual ha permitido que se mejoren las condiciones económicas de varios millones de guatemaltecos que permanecen en el país y que son sus familiares.

Cualquier persona que recorra el país puede comprobar la mejora que esas remesas han producido en la construcción de casas; en el día a día, que viven los niños y los padres de quienes honradamente trabajan y se sacrifican en el extranjero para subsidiar la existencia de sus familiares en Guatemala.

La elección del presidente Donald Trump se ha convertido en una espada de Damocles, en una guillotina que amenaza no solo con la deportación de millones de guatemaltecos radicados en Estados Unidos sino también en un grave peligro para la sociedad guatemalteca.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala ha tratado de prever y de cubrir la situación de todo tipo de los inmigrantes de nuestro país, por ello es que ha aumentado el número de Consulados en Estados Unidos y en México.

Sin embargo, no basta con aumentar el número de estas representaciones sino es necesario crear en cada uno de ellos una sección específica encabezada por abogados o por especialistas en leyes migratorias para que asistan permanentemente a los connacionales que se encuentran residiendo en la jurisdicción de cada uno de sus consulados.

Esto debe ser respaldado por una estructura eficiente en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Todos los Consulados deben ser visitados mensualmente para comprobar que el personal está realizando la mejor labor, está orientando a los inmigrantes guatemaltecos, debe buscar que a través de cónsules ad honorem y de Cámaras de Comercio bilaterales se asista a todos estos compatriotas para que puedan legalizar su residencia y adquirir el conocimiento de sus derechos y obligaciones para el mutuo beneficio de donde residen y de sus familias en Guatemala.

La embajadora de Guatemala en Washington, Maritza Ruiz viuda de Vielmann es una persona activa y agresiva; sin embargo, su experiencia ha sido en derecho de familia y en representaciones de grupos empresariales, por lo que en la embajada debe nombrarse a un ministro consejero adicional que supervise y coordine el trabajo de nuestros consulados y mantener una relación directa con el Gobierno de Guatemala, que tiene la obligación de anticiparse a los problemas y no de esperar que el presidente Trump actúe en contra de todos los guatemaltecos honrados, que día a día trabajan para sus familias y para Guatemala.
¡Guatemala es primero!

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