Gladys Monterroso
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“La mayor parte de los sentimientos son tradiciones” Napoleón

Desde hace unos días se me quedó en el tintero escribir sobre un tema de suyo molesto, estimando que nunca es tarde para tocar materias atemporales, tomando en cuenta, que se debe evitar que los mismos se repitan, el día de hoy entre muertos, heridos, migrantes frustrados, y otros tantos temas controversiales, es mi sentir expresar mi repudio sobre un hecho sucedido en la ciudad de Antigua, relacionado con una tradición muy chapina, y lo que considero discriminación y falta de respeto hacia la mujer, por un grupo de vecinos de la ciudad colonial.

Es una tradición muy chapina la quema del diablo el 7 de diciembre, misma que está en proceso de desaparición por el daño que se ocasiona al ecosistema, sin embargo, esta costumbre se sigue manteniendo en algunos sectores, uno de los más emblemáticos es la ciudad de Antigua, por lo que significa este lugar, como expresión de nuestra cultura, y un acto con el que dan inicio las celebraciones navideñas, he presenciado y disfrutado este acontecimiento, tanto como nacionales y extranjeros en muchas oportunidades.

Primero, porque soy un ser humano, que respeto conscientemente a todos mis semejantes, sin distinción de condición sexual, y segundo porque como mujer, estoy muy orgullosa de serlo, y por lo tanto, me molesta enormemente que se le falte el respeto a cualquier mujer, por el hecho de serlo, me llamó la atención lo sucedido, en una ciudad, cuyos habitantes he considerado desde niña, siempre respetuosos de los demás, y aunque no generalizo, si fue muy desconcertante y altamente molesto, que el año que recién pasó, no sé a quién, se le ocurrió, pero sí que fue aceptado por algunos sectores, representar al diablo como una mujer rubia.

Tomando en cuenta, que la actual alcaldesa de Antigua, es una arquitecta rubia, llama la atención, y a cualquiera que se precie de valorarse con respeto, debe molestar semejante coincidencia, tomando en cuenta que:

Es de suyo muy chapín y general a nivel mundial, que se represente al diablo como un hombre, desde niños, le hemos identificado así, y por lo menos, en lo que a mi persona respecta no me he encontrado en las ventas de diablitos en diciembre a ninguna diablita, lo cual no me hubiera molestado, aunque sí llamado la atención, pero no es ese el tema.

En un lugar tan tradicional, como el antes mencionado, en el que se conservan y respetan las tradiciones, siendo este respeto parte de la riqueza cultural de una ciudad que ha sido declarado patrimonio cultural de la humanidad, es bastante incómodo, por no mencionar otro sentir, el que teniendo por primera vez esta ciudad, una alcaldesa mujer, los responsables tengan la inaudita idea de que por primera vez, sustituyan a un diablo por una diabla, coincidentemente rubia, como la alcaldesa.

¿Cuál fue el mensaje en nada subliminal que quisieron enviar los creadores, aun en contra de parte de la población? Aunque según las noticias, incluso la decomisaron días antes, los organizadores se salieron con la suya, y terminaron quemando la diabla rubia, aduciendo que alertaban contra el pecado, ¿cuál pecado señores? Por favor no he leído un argumento más discriminador, machista y sin fondo alguno.

Vale en cualquier momento, llamar la atención sobre esta acción que deja un mal sabor de boca, ya que, en un lugar en el que se han respetado siempre las tradiciones, o por lo menos así lo percibimos la mayoría de propios y extraños, se violente de esta forma: 1) A la mujer, 2) Las tradiciones, 3) La autoridad, y 4) Conciban a la mujer como representación del pecado.

En mi opinión, respeto llama respeto, y como ciudadana espero no se repita una situación tan cuestionable.

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