Alfonso Mata

Andar, buscar y encontrar ha movido a hombres y mujeres en todas las épocas, pero no es lo que realmente nos ha empujado hacia adelante. Eso en la actualidad viene dado por lo que nos atrae hacia el placer (seduce) y eso casi siempre anda por ahí, en nuestro exterior aguardándonos y dejando por un lado nuestro interior, los elementos necesarios para humanizarnos.

Lo paradójico de nuestra democracia es que no nos seduce. Por más negro que veamos el futuro, no nos gusta alinearnos ni a movimientos políticos ni ideológicos. Tampoco las andanzas en pos de algo que mejore a todos. Lo que nos excita y lleva a inclinarnos, es estimular nuestras reacciones emocionales y a esa aventura apostamos andanzas y esfuerzos. De tal manera que, en la actualidad, ni el profesor ni el estudiante, constituyen fuerza de vanguardia ya que su encuentro con la realidad de la vida, son luzasos que deslumbran únicamente por momentos su cotidianidad, provocando en muy pocos a la acción.

El estudiante moderno (el ciudadano también) es ante todo un artista actuando en varios papeles, con lo que ensancha su experiencia sensitiva vital para su supervivencia, pero al no acompañarla de reflexión, codifica de forma casi exclusiva lo que le provoca placer, actitud que le consume su mayor tiempo, forzando a vivir en el exilio, a su espíritu. Se centra de esa manera, en la búsqueda de lo estimulante para su corporalidad, con lo que se apertura hacia lo nuevo y rebaja la creatividad, provocando la inercia de la fragua de su alma, en busca de una totalidad superficial que le deje espacio a su Yo.

El estudiante moderno es un amante del hoy, no hay en su calendario de vida meses ni años, si al caso semanas, pero se siente mejor pensando solo en el día a día. Le interesa lo que puede suceder en el día y que le proporcione bienestar sin esfuerzo o sacrificio. La realidad de la ciencia, la técnica, la religión, la ve pasar como un río, sin lanzarse dentro de él por lo que no permite a su conciencia agitarse. El arte de vivir se vuelve entonces, un desfigurar diario y se es selectivo en ello. Lo que sucede en el barrio, la vecindad o la calle, interesa poco, la verdad y la relatividad se busca en otros lares que no incluye el estudio. Ya no es necesario escuchar con suma atención, lo que provoca la paralización de la voluntad. El sacrificio para ir en pos de sueños, es algo muy lejano e inseguro. Interesa poco la comprensión de la naturaleza de las cosas, poniéndose énfasis en sus resultados inmediatos y no en sus riesgos.

La educación de la forma de pensamiento entonces, se enfrenta a serio rival, generando solo fragmentos a la misma, cosa que dificulta la armazón de ideas en contextos de realidades dinámicas que hay que cambiar y de esa forma la construcción y destrucción de las mismas, se arma al son de satisfactores inmediatos, que nos están llevando a un consumismo loco, dirigido a la búsqueda de cosas inmediatas siempre novedosas. Interesa sentir, más que formar, desarrollar y crear, lo que produce autómatas la caza de espectáculos como lo llama Vargas Llosa y se deja de producir pensadores y pensamientos audaces y acciones nuevas, que mejoren un futuro de la humanidad.

El hecho es que la universidad ha perdido norte, ante un presente que se recarga fijado por la conciencia pública, activado y con miras en la masificación de lo material, que establece opiniones sobre los modos y estilos de vida y la utilización de ideas y recursos, que facilitan que el vivir sea un recambio continuo, aunque ello esté lleno de frustraciones desesperanzas y desmoralizaciones. El vivir se ha tornado en una experiencia de poseer que se recoge de segunda mano y no producto de un esfuerzo por forjar algo propio. Esas experiencias están ligadas con la publicidad y la comercialización y una modalidad y división del trabajo sumamente desarrolladas y perfeccionadas, para lograr eso, generando la acomodación de la Psique de individuos y poblaciones, de tal manera que, el verdadero aprendizaje se saca de las noticias, opiniones y sugestiones que a diario entran por los medios de comunicación, autoafirmando conciencias sin dejar tiempo a la reflexión y al saber.

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