Juan José Narciso Chúa

El año 2017 no pinta bien.  Apenas empezando el año estamos ante el embate conservador más complicado de los últimos años.  Todo comenzó el año anterior, cuando los grupos conservadores convergieron casi sin querer en una estrategia que buscaba resolver ciertos asuntos o bien evitar que ciertas corrientes de transformación continuaran avanzando y con ello afectar los intereses de los grupos que se oponen a los cambios, son aquellos a quienes no les interesa ninguna reforma, sino aquellas puramente cosméticas, hoy todos se encuentran de acuerdo, aunque todos tienen propósitos distintos, saben muy bien cuáles son los puntos sensibles que es necesario desarticular para continuar con sus propios privilegios.

Dentro de esta estrategia se explica con claridad, la elección de la Presidencia del Organismo Judicial, así como también, se concibe la articulación de una nueva Junta Directiva del Congreso de la República, alrededor de un diputado que, en una descriptiva entrevista realizada por Nómada, muestra su increíble incapacidad de poder articular una respuesta coherente, una persona sin visión de nada y además con la inconcebible respuesta de decir: “…a mí me pusieron…”.

Estos grupos que suspiran por retomar sus posiciones de antaño están conformados por militares veteranos, organizaciones con lenguaje anticuado, los detenidos en diferentes centros de detención, también acá entran prófugos, y personajes que han tenido el control oligopólico de medios, ahora abiertamente se encuentra un bloque de la oligarquía del país, así como ciertos grupos de cámaras empresariales, tanques de pensamiento empresariales y otros que incluso ya han realizado una visita a Estados Unidos, buscando reducir el financiamiento a la CICIG, impulsados por el hecho que Donald Trump ganó las elecciones en el vecino del norte.

Este embate conservador terminó de consolidarse con lo que ocurrió al exministro de Energía del régimen Patriota, quien hoy ya se encuentra ubicado y con una denuncia internacional, lo cual implicaría que su captura, se presume que ocurriría en el corto plazo, un hecho que mantiene en vilo a muchos grupos de poder, que se sienten presionados pues saben muy bien que muchos de sus negocios pasan por la esfera del Estado y que en ellos han concurrido situaciones completamente anómalas y, por demás corruptas.

En este revuelo conservador se explica la negativa a aprobar las Reformas Constitucionales, que seguirán siendo sujeto de presión hasta conseguir abortarlas; pero también implicarán la posibilidad de que se generen cuerpos legales para conseguir amnistías para aquellos militares implicados en violaciones de los derechos humanos durante el conflicto armado interno; también acá se buscará reducir las penas a varios de los detenidos –un hecho que ejemplifica esta estrategia es la pésima actuación de un juez, quien ha utilizado medidas sustitutivas a favor de implicados en el caso de la Cooptación del Estado–.

Pero no todo quedará ahí.  Se buscará ahogar a la CICIG reduciéndole financiamiento de los países amigos, se buscará aislar a la Fiscal General, se continuará la permanente campaña contra funcionarios que actúan en función de su mandato legal, como lo que ha ocurrido en contra del Presidente de la COPREDEH, seguramente la estrategia en contra de José Rubén Zamora de elPeriódico es parte de esta revuelta conservadora.

No deje de poner atención estimado lector o lectora, cómo se buscará la destitución del actual Superintendente de Administración Tributaria y su equipo, tal como está ocurriendo actualmente, para lo cual se busca la burda maniobra de decir que no se cumplió con la meta de recaudación, una mentira total, cuando durante esta nueva gestión se han impulsado acciones inéditas para el país, como la intervención de empresas que han defraudado al fisco por años y hoy se vieron envueltas en escándalos públicos y han tenido que pagar sus impuestos inevitablemente, con lo cual han elevado la recaudación a niveles desconocidos hasta hoy.

Si ocurre una o más de estas acciones, estaremos ante un embate conservador que puede relegarnos como sociedad, pues en lugar de avanzar en la consolidación del Estado, como un ente fuerte e independiente, se buscará relegarlo a su papel de intermediario de las presiones de las élites y las transnacionales; se debilitará el Estado de Derecho, con la instrumentación de la Corte Suprema de Justicia y el papel sumiso, dócil y obediente de un Congreso sin rumbo, al igual que ocurrirá en el Ejecutivo.

En fin, un año difícil.  Como ciudadanos debemos seguir atentos, no debemos permitir que una horda de conservadores y que añoran su pasado de juerga, corrupción e influencias, sigan decidiendo el destino de nuestra sociedad.  El turno de la rebeldía está en nosotros ciudadanos y ciudadanas decentes y reformistas.

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