Félix Loarca Guzmán

La quema de cohetes es una costumbre muy arraigada en Guatemala para acompañar el desarrollo de diversos festejos no solo familiares, sino también de las comunidades. Por tratarse de un uso repetido de una práctica habitual de proceder, no requiere de autorización especial de parte de las autoridades.

Sin duda, ha llegado el momento de hacer profundas reflexiones sobre las consecuencias de esta tradición para los habitantes, especialmente el amplio segmento más vulnerable como es el universo de los niños.

De estas reflexiones deberían surgir propuestas prácticas y urgentes, para regular adecuadamente la utilización de los juegos pirotécnicos, especialmente en festividades como la Navidad y el Año Nuevo, en que son muy comunes los artefactos fabricados a base de pólvora.

La quema de cohetes ha dejado secuelas preocupantes de contaminación para el medio ambiente, y de lesiones graves para los protagonistas de esta costumbre.

En las fiestas de Navidad de este año, los cohetes también marcaron una huella imborrable, pues solo en la ciudad de Guatemala algunas personas resultaron con quemaduras graves. Entre las víctimas figuran varios niños, uno de ellos de apenas seis meses de edad.

Pero seguramente el caso más dramático fue el de un niño que según los médicos del Hospital Roosevelt, quedó con una mano amputada como resultado del estallido de un potente mortero de pólvora. Cuando lo llevaron a ese centro asistencial, los doctores establecieron que era imposible reimplantarle su mano por la gravedad de las lesiones sufridas. De esta manera, este niño quedó sin su mano, lo cual significa que estará incapacitado físicamente para toda la vida.

Pero también hubo otros casos de niños con lesiones en los ojos y los tímpanos. Siempre hemos considerado que la quema de cohetes, no solo causa contaminación atmosférica sumamente perjudicial para el medio ambiente, sino además provoca serias consecuencias para la salud física de las personas.

Las autoridades nacionales, deberían promover una regulación muy severa de esta actividad, sin descartar la posibilidad de su prohibición, pues se trata de una tradición trágica. La quema de cohetes, es sinónimo de quemar el dinero, y constituye un retrato de nuestro atraso como Nación.

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