Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Diciembre es siempre un mes en el que se complica el tránsito por la combinación de una serie de factores, pero la mayoría de habitantes del área metropolitana está sintiendo que esta vez las cosas están peor que antes porque toma mucho más tiempo ir de un lado a otro y prácticamente están desapareciendo las llamadas horas pico, toda vez que los congestionamientos se dan a cualquier hora, desde la madrugada hasta ya entrada la noche.

Para usar algún ejemplo ilustrativo, podemos decir que el Obelisco hace rato que es un nudo en el tránsito que los pasos a desnivel no lograron desatar. Cada año pasar frente al árbol navideño es más difícil por la lentitud con que se mueve el flujo de vehículos en cualquier sentido, pero la Avenida de las Américas, que desde hace tiempo se congestiona fuertemente de sur a norte, en estos días se ha vuelto intransitable. La causa es clara: acaban de inaugurar un moderno y atractivo centro comercial a la altura de la sexta calle, y el acceso sobre dicha avenida (que a esa altura tiene únicamente dos carriles) prácticamente detiene todo el tráfico porque los autos que ingresan y salen del lugar generan enorme congestionamiento. Nadie puede oponerse a la inversión en centros comerciales que generan importante actividad económica, pero lo que es inaudito es que la Municipalidad no tenga planes ni, mucho menos, acciones para mitigar el impacto vial de esos complejos, mismo que se proyecta a muchos kilómetros a la redonda.

Por eso da risa cuando uno lee las declaraciones del encargado de la pomposa Agencia Nacional de Alianzas para el Desarrollo de la Infraestructura Económica, ANADIE, afirmando que cuenta con el apoyo de la Municipalidad de Guatemala para estudiar y compensar el impacto que tendría la construcción del Centro Administrativo del Estado que se proponen entregar a constructores privados en el Centro Cívico para concentrar las oficinas públicas. Salta a la vista que en la Municipalidad de Guatemala no tienen la menor idea de lo que es el desarrollo urbano porque cada obra que se inaugura trae complicaciones viales significativas, especialmente cuando se trata de sitios que generan masiva concurrencia.

Visualizar la ciudad del futuro debiera ser un ejercicio importante, pero si lo hacemos con seriedad lo que tenemos que imaginar hoy es qué tipo de tránsito tendremos dentro de cinco años, tomando en cuenta el aumento diario en la cantidad de vehículos y la ausencia de planes tanto para desarrollar una vialidad eficiente, como para implementar sistemas de transporte público eficientes y seguros que estimulen su uso para que los vecinos dependan menos del transporte privado. Simplemente imaginarlo es ya espantoso.

De entrada enfrentamos el problema de que el tránsito deja de ser un problema circunscrito a la jurisdicción de un municipio porque afecta por parejo a varios. Un auto detenido en la Carretera a El Salvador provoca problemas que llegan a sitios tan distantes como la salida a Boca del Monte, la salida a Amatitlán y hasta la ruta a El Atlántico, pero el enorme ego del Alcalde capitalino ha impedido la implementación de la Región Metropolitana, «detalle» suficiente para explicar la certeza de que en el futuro próximo, a cinco años plazo, será insoportable el problema del tránsito.

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