Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

No hay derecho que a los peatones se les atropelle impunemente en Guatemala. ¿Por qué nunca he visto a un Procurador de los Derechos Humanos salir en su defensa? ¿Es que en Guatemala solo los conductores de vehículos automotores tenemos derechos y ninguna responsabilidad? ¿Por qué nadie se preocupa por la integridad y seguridad de los peatones? Estas y más preguntas me hago todos los días cuando veo que la patanería, abuso y desprecio por nuestros congéneres ha sentado sus reales, al punto que los peatones no puedan atravesarse de una acera a otra sin correr el riesgo de ser atropellados, especialmente de quienes violan la luz roja de los semáforos. ¿Qué dicen las leyes al respecto (Ley de Tránsito (Decreto Nº 132-96) y su Reglamento (Acuerdo Gubernativo Nº 273-98)?

Peatón: es toda persona que transita a pie por la vía pública, incluyendo a quienes empujan una bicicleta o “motobicicleta” y el minusválido en silla de ruedas. Infractor: es la persona que no cumple una o varias normas legales. Áreas o espacios peatonales: son las destinadas para uso del peatón, lo que incluye las aceras, refugios, vías y zonas peatonales. El paso peatonal o paso de cebra: es una franja demarcada por señalización y localizada transversal u oblicuamente a la calzada, donde el peatón goza siempre del derecho de vía salvo reglamentadas excepciones. Derecho de vía o prioridad de paso: es el que se tiene frente a otros usuarios de la vía en los lugares y situaciones consignadas en el Reglamento de Tránsito. ¿Entonces por qué todo lo anterior no se respeta y las autoridades constituidas no cumplen con su deber, hasta con pintar señales claramente visibles para que los peatones y los conductores de vehículos cumplan con la ley?

Hay que tener muy en cuenta que todos los humanos somos peatones. Cierto, algunos con mayor constancia que otros, pero al fin y al cabo todos somos andariegos, ya sea porque nos trasladamos del estacionamiento hasta el lugar que nos dirigimos o porque el caminar a pie no solo es un buen hábito sino buena práctica deportiva. En los últimos días este aprendiz de escribiente, haciendo esto último, ha estado a punto, tres veces, de ser atropellado por conductores inconscientes y a muchos más, nos ha tocado auxiliar por golpes recibidos justo en un paso peatonal.

Pero dejando de lado el aspecto puramente legal de hacer respetar los derechos de los peatones, he querido terminar este comentario preguntándole a mis amables lectores: ¿Se acabó aquel respeto, urbanidad, cortesía y buenos modales que nos inculcaron en nuestro hogar y terminaron de enseñar en los establecimientos escolares para con todos nuestros congéneres?

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