No nos cabe duda que ha habido grandes avances en la lucha contra la corrupción y que se ha logrado demostrar que con determinación y profesionalismo se pueden elaborar casos contundentes para desarticular las estructuras de aquellos grupos que utilizan al Estado y sus recursos para enriquecerse de manera desmedida.

Sin embargo, cuando vemos casos como el de El Salvador, donde por todo el espectro ideológico con Flores, Funes y ahora Saca se está procediendo en contra de la corrupción al nivel presidencial, no nos queda más que pensar en nuestros pendientes.

Porque no es secreto que en el gobierno de Colom-Torres, Alejos, Fuentes Knight y demás, hubo hechos que seguramente son tan escandalosos y sucios como los que hemos visto con los casos a la fecha. No podemos dejar de mencionar que lo mismo pasa con los otros gobiernos de Berger y Arzú o con el mismo Portillo que fue, en su momento, el ejemplo de que personalizar la lucha contra la corrupción no es el camino para transformar el sistema.

Creemos que la forma en que se ha avanzado en el país no tiene comparación a nivel regional porque se llegó a las estructuras de secuestro institucional con las que se hacen los hechos de corrupción.

Estamos convencidos de que si se concentra la orientación de la justicia hacia únicamente uno de los grupos que ejerció el poder, seremos generadores de impunidad porque todos, incluyendo al actual gobierno, han sido partícipes de los males de un sistema perfectamente diseñado para hacer la trampa.

Ojalá y avancen casos como el de Transurbano que debiera incluir a varios expresidentes, exministros y personalidades; el del joven José Manuel Morales y Sammy Morales; hay que demostrar que no hay posiciones ni relaciones que sean mucho más importantes que la Justicia y el Estado de derecho.

Es como en el caso de los alcaldes que, como siempre se ha dicho, la Contraloría General de Cuentas le entra a los enemigos políticos o a los alcaldes pequeños que no le llegan al precio que piden los delegados. Genera extrañeza que, en las municipalidades grandes, con fideicomisos, discrecionalidad en el manejo de las licencias de construcción, contratos de prestación de servicios, etc., no se hayan presentado casos que dejen en evidencia la práctica corrupta con que se administran las comunas.

En fin que los pendientes de la justica están frente a nosotros y lo único que nos queda es exigir que sigan los avances para que, de una vez por todas, quede claro que la justicia tiene los ojos vendados, la balanza y la espada, pareja para todos.

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