Jesús Abalcázar López
jesus.abalcazar@gmail.com

Llevamos décadas, desde mediados del siglo pasado, de estar probando “si podemos ir a un mundial de futbol”, pero siempre se ha caído en la improvisación, dando prioridad a los negocios turbios, donde siempre se han beneficiado los malos dirigentes, manteniendo sistemas de organización donde todo está previsto para que los largos hagan siempre “su agosto” (no importa el mes que corra). Aparte qué, el deporte nacional estuvo a punto de ser descalificado de toda participación internacional, debido a las disposiciones del tribunal de honor de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala, CDAG. Sin embargo, la debacle se detuvo gracias a la Asamblea General del Deporte, que evitó la suspensión de la Comisión.

Nos referimos a la Comisión Normalizadora nombrada por la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA), la cual había sido suspendida por seis meses según resolución de dicho tribunal de honor, aduciendo violaciones por intervención privada en el caso de dopaje de los jugadores del equipo Antigua G.F.C., suspendidos por la comisión FIFA, indicando que ese asunto no les competía, pero con esta actitud prepotente e irrazonable, no se previeron las consecuencias negativas, ni se tomó en cuenta que saldrían afectados todos los procesos actualmente en desarrollo, donde Guatemala espera participar, puesto que se trata de competiciones de suma importancia para el desenvolvimiento y mejoramiento de nuestro rendimiento futbolístico, tanto a nivel local como internacional.

Por ejemplo, los procesos sub 15, sub 17, sub 20 y sub 23, el futbol femenino o el futbol sala, no hubieran podido continuar, a pesar que algunos están por iniciarse y Guatemala se quedaría sin participar. Igual sucede con la selección mayor de futbol, cuyo proceso para el mundial de Qatar 2022, debe comenzar ya, para poder mantener la esperanza de lograr ese sueño, tan largamente esperado, de que por fin podamos decir ¡presente! en un Campeonato Mundial de futbol. Y hablando de la selección, el equipo de todos, ya es una realidad que el Entrenador Guatemalteco Walter Enrique Claverí, continuará a cargo de nuestra Selección Nacional de Futbol, lo cual es una buena noticia, tomando en cuenta la capacidad, la seriedad y ante todo la entrega que caracterizan a Walter Claverí.

Al respecto, hay que reconocer que ya existen buenos entrenadores guatemaltecos de futbol, a los cuales hay que reconocerlos y darles preferencia para contratarlos, ante los pésimos resultados de varios entrenadores extranjeros, quienes solo por tener el gafete de “foráneos”, son contratados sin mayores justificaciones, mediante jugosos y onerosos sueldos, que dejan sin trabajo a los nacionales.

Después de ser confirmado, Claverí, indicó que es urgente corregir algunas imperfecciones y errores en los que son recurrentes los jugadores nacionales, con el propósito de superar el rendimiento individual y colectivo de los equipos y ante todo de las selecciones que nos representen. Además, se nos debe capacitar y tecnificar, proponiendo una escuela de entrenadores, para que haya una superación global.

Nos hemos vuelto dependientes de los entrenadores del futbol de Costa Rica, Argentina, Honduras, Uruguay y México, y por supuesto que no son, de primer nivel. De esa cuenta tenemos, que nuestra eliminación hacia la hexagonal final que nos daría una plaza en el mundial de Rusia 2018, sin duda que fue una responsabilidad del entrenador argentino Iván Franco Sopegno, quien en ningún momento respondió como debía ni con los resultados deseados, por haber perdido, como local, el juego frente al equipo caribeño de Trinidad y Tobago, por lo que de nada nos sirvió el empate que obtuvo el entrenador Walter Claverí, jugando de visita en Trinidad, porque se dejó ir el triunfo en el juego de local, aparte de haber perdido con Estados Unidos, también de local, en Guatemala.

De otra cosa que conviene hablar es de la falta de decisión de los entrenadores de la selección nacional, para llamar a los buenos jugadores extranjeros que ya se han nacionalizado guatemaltecos, cosa que otros países no dudan en aprovechar a los futbolistas extranjeros, con buenas características, a los cuales ya pueden aprovechar en sus selecciones, por encontrarse nacionalizados. Ojalá que el entrenador nacional Claverí, piense en serio en esta posibilidad, para reforzar y mejorar el equipo que represente dignamente a Guatemala. “No hay que ser malinchista, pero tampoco miope o torpe, para no ver ni pensar, en lo que nos conviene”.

Artículo anteriorCristóbal Colón y la esclavitud
Artículo siguientePor supuesto que no hay plan “B”