Félix Loarca Guzmán

El tránsito vehicular en la ciudad de Guatemala se ha convertido en un infierno a cualquier hora, constituyendo un rezago para el desarrollo de la Nación no solo por el desgaste emocional para los conductores y para los peatones, sino también por los altos consumos de combustibles en los terribles congestionamientos que se producen de día y de noche.

Lamentablemente los funcionarios del Gobierno Central y los de la Municipalidad Capitalina que tienen a su cargo la administración de la competencia del tránsito, no han dado muestras, hasta ahora, de estar interesados en buscar una solución a esta grave problemática.

El alcalde Álvaro Arzú está más preocupado por echarse incienso a través de los canales de la televisión abierta, utilizando el recurso de los infomerciales, que no son sino piezas de propaganda disfrazada de información.

En el tema del tránsito sobresalen algunos aspectos como la proliferación de los conductores de motos, muchos de los cuales han sido bautizados como los motoristas de la impunidad, pues constantemente violan las más elementales normas de tránsito, sin que ninguna autoridad los ponga en orden.

Muchos de los conductores de motos van sin casco, sin chaleco y a altas velocidades sin importarles que ponen en peligro su vida y la de los demás. Con frecuencia se pasan los semáforos en rojo; otros no respetan la zona de pasos peatonales.

A pesar que la ley obliga a los motoristas a circular atrás o delante de los automóviles, generalmente van a la par y rebasan por el lado derecho e izquierdo. En algunas ocasiones han roto los espejos retrovisores de los automóviles y de inmediato se ponen en fuga.

Es frecuente ver que algunos llevan hasta cinco o seis personas en la moto, especialmente niños, cuando el máximo es de dos, el piloto y un pasajero.

Otro aspecto que agrava el tema del tránsito, es el ingreso a la capital de camiones, tráileres y otros vehículos de carga pesada, pues no solo contribuyen al deterioro del pavimento o asfalto de las calles y avenidas, sino son una de las principales causas de los atascos viales.

En otros países como el caso de Taiwán, el transporte de carga pesada no puede entrar a la capital y tiene que descargar su mercadería a 25 o 30 kilómetros en vehículos pequeños.

Artículo anteriorRescatar la Credibilidad del OJ
Artículo siguienteSentencia histórica en muchos sentidos