Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Ayer en las Naciones Unidas el señor Morales se presentó como un adalid de la lucha contra la corrupción, afirmando que fue elegido porque el pueblo vio en él la oportunidad de librarse de la vieja política que tanto daño le ha hecho al país, hablando de esa práctica que se traduce en el desvío de los fondos públicos que debieran servir para atender las necesidades de la población, pero que terminan en la bolsa de fulanos y menganos, es decir, de los que son parte de la cooptación que los financistas hacen de los políticos desde la campaña electoral y que le significa una factura onerosa al país.

Dijo que una de sus prioridades es el combate de ese flagelo para el que tiene cero tolerancia, lo cual está por verse todavía. Y de entrada hay que decir que la forma en que su gobierno ha negociado el tema de la Terminal de Contenedores no lo demuestra, puesto que APM Terminals no ha dado las contundentes muestras de buena fe que se hubieran esperado de alguien que, como dice Morales, no es ni corrupto ni ladrón. En este momento no se han retirado las acciones contra la nulidad del contrato que fue planteada por la PGN y, curiosamente, en el caso de TCQ el tema de la extinción de dominio únicamente sirvió para que nombraran a un interventor ad hoc para llevar adelante el pacto con los dueños del negocio.

Además de eso hay cuestiones como el millonario regalo que, por la vía de aporte presupuestario, su gobierno quiere hacer a la fundación que “bondadosamente” donó medicinas que resultaron estar vencidas según pudo constatar la Procuraduría de los Derechos Humanos, misma que por ello se ganó la eterna animadversión del gobernante quien dijo que nunca le perdonaría a De León Duque haber cuestionado esa operación que fue la que quiso usar para lucirse de entrada al asumir el poder.

Por cierto que por ello fue que peló cables, antes de asumir su mero papel de cómico de pacotilla bailando punta en un acto oficial, despotricando contra “un vespertino” que criticó la asignación millonaria a favor de una ONG que lo agarró de baboso regalando medicina inútil.

Cuando dijo que los señores de los medios de comunicación deben saber que se acabó la pauta, que se acabó la fafa, el pobre payaso triste generalizó porque no todos los medios de comunicación son como los que él conoce, donde una pauta es fafa y donde la conciencia del medio está en venta. Debe saber ese payasito que cuando Alejandro Maldonado dijo una babosada igual, le demostré con hechos que en La Hora no andamos tras el anuncio oficial y le regalé espacios hasta que se quiso pasar de vivo usando esos espacios para publicar esquelas en vez de publicar las acciones de gobierno. Pero de todo eso, qué puede saber este pobre Morales, sobre todo ahora que se siente con el agua al cuello por la ocurrencia, que a saber en dónde la aprendió, de su hijo al ofrecerse para conseguir una factura chafa para un trinquete en el Registro de la Propiedad.

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