Marco Tulio Trejo Paiz

Nuestro país casi ya va llegando al número uno a nivel mundial respecto de la violencia, de los robos, del narcotráfico, de la corrupción y de la anarquía galopante asaz desenfrenada.

La corrupción sigue de frente; parece algo que realmente es irrefrenable.
En otros países se han tomado medidas extremadamente drásticas, haciendo caso omiso con absoluta decisión de los famosos derechos humanos que las estentóreas voces del pueblo consideran una solemne farsa.

En Israel, por ejemplo, no se andan con vacilaciones para tratar con suma drasticidad a los que hacen de las suyas con los dineros del erario. Los encarcelan y no les dan comida en tanto no devuelvan lo robado.

También en Arabia Saudita, en Irán y otros estados del lejano oriente someten a juicios sumarísimos sin mayores ceremonias; a los que cometen latrocinio de mayor cuantía o de menor cuantía los ahorcan y los mantienen a la vista del público para que los proclives al robo ni piensen en cometer las garfadas de poca o de mucha monta.

Diversos sectores sociales de nuestro anarquizado patio centroamericano están pidiendo a gritos, a todo pulmón, que apliquen la ley a lo dictatorial y tiránico a los individuos que asaltan, secuestran que desaparecen y ya no aparecen las víctimas: hombres y mujeres jóvenes, incluso ancianos y niños inocentes, pues se piensa que así, y sólo así podemos vivir y trabajar en paz, con tranquilidad, seguridad, pero eso, al menos por ahora, es imposible por la flojera de quienes gobiernan y por leyes que se emiten a diestra y siniestra como para acallar las exigencias de esta sociedad que todo lo aguanta y relega al olvido.

La gente que empuña las riendas del poder ya mero pierde la sesera porque la perturba lo que está pasando y sigue pasando irremediablemente.

Los alagartados que subieron los peldaños de la escalera, para medrar y más medrar, deben demostrar facta non verba que, atenuarán las horribles pesadillas de los guatemaltecos honrados y trabajador.

¿Qué dice tu corazón, Juan Pueblo?

Artículo anteriorCeur: “Muy pocas municipalidades han implementado su plan de ordenamiento territorial”
Artículo siguienteFisiología de nuestro planeta