Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Puede parecer un asunto de poca relevancia al que habría que dejar ya en la página de los recuerdos anecdóticos, pero la forma en que el gobierno, por medio del vocero presidencial, se refirió al pestañazo que tuvo el Presidente en la presentación del Presupuesto General de la Nación tiene una trascendencia enorme porque debilita por completo la credibilidad del mismo vocero y no digamos del Presidente que debe haber instruido a su portavoz para que dijera que él apenas estaba reflexionando.
Tengo entendido que al Presidente le gusta recurrir a expresiones bíblicas en algunas oportunidades, y vale la pena recordarle que en el Evangelio de San Lucas se dice claramente que quien es honrado en lo poco también lo será en lo mucho y que quien no es íntegro en lo poco tampoco lo será en lo mucho. Tiene esto relación con el incidente que pudo quedar zanjado con una honesta explicación sobre algo que le puede pasar a cualquiera aunque, desde luego, se convierte en noticia cuando le pasa a un mandatario. Porque si el vocero simplemente reconoce que el señor Jimmy Morales tuvo un momento en que lo venció el sueño, por la razón que pueda haber existido, siendo un asunto que se vuelve importante apenas por la comidilla de las redes sociales, todo termina sin consecuencias.
Pero al ver que el vocero descaradamente miente para tapar al mandatario, se establece como criterio que su papel es precisamente el de mentir cuando haga falta porque prevalece la tesis de que el señor Morales no comete errores ni hace nada que pueda ser objeto de alguna crítica. Un vocero es como un medio de comunicación, es decir que su herramienta fundamental es la credibilidad ante el público porque sin ello de nada sirve que abra la boca o que haga esfuerzos por trasladar a la opinión pública, por medio de los periodistas, lo que al gobierno le interesa trasladar.
El video que circuló fue tan explícito que la explicación del vocero presidencial no hizo sino dejarlo a él, y de arrastre al Presidente, en el mayor de los ridículos, acabando con su credibilidad. Construir esa confianza ciudadana en lo que alguien dice cuesta muchísimo y es algo que se puede desbaratar en un segundo cuando alguien es tan bruto o imprudente como para sostener cínicamente una mentira que salta a la vista de manera fehaciente.
Yo creo que el señor Heinz Hiemann incurrió en un error irreparable porque a partir de ahora será imposible que uno pueda creer en sus palabras cuando quedó clarísimo que no tiene el menor empacho en mentir de manera descarada para, según él, proteger a su jefe. La mejor protección al presidente Morales era un simple reconocimiento de que, en efecto, le venció el sueño y hasta pudo utilizar la explicación que según dice dio la esposa del mandatario, es decir, que es tanto su desvelo por la gente del país que resulta natural que alguna vez le pueda vencer el sueño. En otras palabras, había mil pajas que se pudieron usar para explicar lo obvio, pero en vez de eso, don Heinz se tiró una de vaqueros y eso, en un vocero, no se vale.