Creemos en la perdurable validez de la frase de don Benito Juárez en el sentido de que el respeto al derecho ajeno es la paz y ahora que el gobierno de Guatemala ha tomado una postura firme pero respetuosa en cuanto a rechazar el informe rendido por una comisión ad hoc dispuesta por la Organización de Estados Americanos para estudiar el caso del asesinato del joven guatemalteco en la frontera, vemos que la actitud de Belice ha sido ofensiva para la dignidad de los guatemaltecos y es positivo que el gobierno muestre una postura diferente a la que han tenido otros regímenes frente a casos similares.

El incidente armado en la zona de adyacencia no es el primero que ocurre y tampoco es la primera vez que se puede evidenciar, sin lugar a duda alguna, el papel de la OEA que nunca ha sido imparcial para juzgar hechos de esa naturaleza entre Guatemala y Belice. Nuestra diplomacia ha sido floja y complaciente, callando cuando la contraparte se muestra agresiva, muy a su estilo, para achacar siempre las responsabilidades a nuestra gente, no obstante que las víctimas siempre han sido guatemaltecas sin que nunca se haya dado un caso en el que un beliceño es agredido por tropas guatemaltecas.

Llega el momento en que la exigencia de respeto se debe hacer con mucha firmeza y energía porque el futuro de nuestras relaciones no depende de quién dice el embuste mayor o se muestra más agresivo, sino del respeto y el clima de confianza que únicamente puede darse como resultado de la madura comprensión de hechos y realidades.

El diferendo estará, finalmente, ligado a la voluntad de nuestros pueblos y la misma tiene mucho que ver con la forma en que los gobiernos presentan la relación existente. Si se trata de exaltar falsos patriotismos echando siempre leña al fuego, como ha venido haciendo Belice para pintarse siempre como víctima de agresiones aunque se trate de hechos imputables a sus propias fuerzas armadas, nunca vamos a tener el clima necesario para que en consulta popular se pueda esclarecer legalmente la controversia.

Creemos saludable que el gobierno de Guatemala actúe con seriedad, sin actitudes histriónicas como las de movilizar tropa a la frontera según anunció en su momento el ministro de la Defensa, pero firmes para rechazar la payasada de la Organización de Estados Americanos donde la influencia del subsecretario general fue decisiva para producir un informe lanzando porquería a Guatemala. Y los guatemaltecos tenemos que aspirar a una solución pacífica, pero también al respeto a la vida de nuestros compatriotas siempre en riesgo frente a la tropa beliceña.

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