Isabel pinillos
ipinillos71@gmail.com

Aunque la mayoría de nosotros da por sentado el tener un certificado de nacimiento o un DPI, actualmente miles de nuestros conciudadanos en el interior y el exterior de la república aún no existen ante la ley. Para los migrantes indocumentados en el extranjero, el efecto de ello ha supuesto quedar invisibles en dos sentidos: por no contar con permisos migratorios y además por no contar con un documento que acredite su existencia ante la ley. Prácticamente son seres humanos que nacieron y probablemente morirán sin haber dejado rastro de su existencia.

Las causas de esta dramática realidad se deben a varias situaciones: como la costumbre de no registrar a los niños hasta que “se logren”; la práctica de usar nombres distintos para ocultarse de los estados; la quema de registros en las municipalidades; el alto índice de subregistro de nacimientos en los lugares en donde el Estado brilla por su ausencia. Corregir todo esto, desde el exilio, solo lo hace más complicado.

Se ha hablado mucho recientemente del proyecto del nuevo Código de Migración que se encuentra ya en aprobación por artículos en el recinto parlamentario. Sin embargo, un diamante en bruto que fue incorporado al proyecto, del que poco se ha hablado es una enmienda que ya fue aprobada y que abre camino para solucionar este grave problema para los migrantes. La enmienda fue propuesta por nuestra iniciativa Puente Norte, y reza de la siguiente manera: “Derecho identidad y asistencia. Las personas guatemaltecas tienen derecho a la identidad y las que se encuentren en el extranjero de forma permanente o temporal, tienen derecho de solicitar a los consulados guatemaltecos la asistencia necesaria para la obtención de documentos oficiales de migración, identidad personal o bien de aquellos que por disposición del país deban ser gestionados mediante los consulados.”

Este sería el primer reconocimiento por parte del Estado hacia el derecho a la identidad que dará la posibilidad a alrededor de 400 mil guatemaltecos en el exterior probar su existencia legal.

Esta crisis documentaria no es ajena a otros países y fue abordada con mucho éxito en México a través de la entidad “Be foundation” la que logró impulsar el “derecho a la identidad” a nivel constitucional y que a gracias a su activismo, recientemente se aprobaron los mecanismos legales e institucionales para que los mexicanos en el exterior puedan regularizar sus documentos de identidad desde los consulados.
Mucho se ha hablado sobre la dignificación de los migrantes y el reconocimiento por su labor económica, pero la principal necesidad que tienen los guatemaltecos en el extranjero tiene que ver con su identidad. Este es un problema que no puede plantearse desde un despacho burocrático, hay que salir del escritorio.
Comprender la magnitud del problema de identidad lo logramos después de recorrer ciudades en Estados Unidos, y conocer personas y familias que sufren discriminación e impotencia de realizar cualquier acto civil, como no poder ir a la escuela, contraer matrimonio, tener un trabajo digno, entre otros. Esta realidad fue revelada después de un extenso trabajo de campo en donde guatemaltecos se atrevieron a contarnos su historia de angustia y vergüenza. Esta iniciativa de ley da esperanza al acompañamiento que hemos realizado, y vemos con ilusión la posibilidad de que finalmente estas personas invisibles tengan un respiro a larga angustia que ha sido vivir entre las sombras.

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