El presidente de la República, Jimmy Morales, y el Presidente del Comité Olímpico Guatemalteco, son la imagen de mal gasto en una sociedad donde las carencias y las necesidades se experimentan a diario.

Morales dijo en una entrevista a un medio de comunicación que la lucha contra la corrupción detiene las “ejecuciones” presupuestarias, dando a entender que las últimas son prioridad y la primera no.

Esta es la misma clase de chantaje político que se ha hecho con el caso de Terminal de Contenedores Quetzal en que el interventor, cuasi vocero de la empresa propietaria, compró y luego le vendió la idea al presidente que es mejor ceder ante la corrupción por la urgencia de tener un puerto bonito.

Por supuesto que para Morales, que ha mostrado su absoluta falta de criterio como estadista en varias oportunidades, es muy complicado pensar en políticas de Estado y prácticamente imposible en ejes transversales como la lucha contra la corrupción, la observancia a los Derechos Humanos, etc. Nos ha dado ejemplos de ello con el comportamiento de sus “asesores de gratis” y con su limitadísima capacidad de actuar con celeridad y honestidad.

Y tenemos al presidente del Comité Olímpico Guatemalteco, Gerardo Aguirre, a quienes muchos medios lo defienden porque ha disfrutado de beneficios que otorga con dinero de los guatemaltecos desde ese puesto.

Sale este señor, a quien hasta Roxana Baldetti señaló como corrupto, para que nos demos un quemón, justificando los viáticos y los gastos que tuvieron como dirigentes y que la ley les permite gozarlos sin liquidarlos y que, por ende, todo estaría correcto.

El problema principal de Guatemala es que la clase dirigente está compuesta por descarados como Aguirre y el equipo que llevó a pasear a Brasil. Hay personajes que siempre y a manera de clan familiar se han beneficiado de la estructura del Estado cooptado en las carteras y municipalidades donde más coima se ha manejado siempre.

Lo que indigna es que mientras se siguen viendo las imágenes de los hospitales sin medicamentos; de familias en el Corredor Seco pasando por verdaderas angustias para sobrevivir día a día; y cuando vemos que decenas de miles de niños guatemaltecos terminan presos en Estados Unidos por viajar como indocumentados a buscar un mejor futuro, estos “dirigentes” nos vengan con esas ínfulas de grandeza y el descaro de decirnos que se “gozan” sus puestos.

Es una verdadera pena tener personas de este tipo encabezando instituciones del país, pero lo que de verdad raya de increíble, es que seamos una sociedad que se los tolera en lugar de ir a demostrarles quien manda.

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