Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“No es poco mal que se encubra un vicio con otro vicio”
Alfonso de Barros

Nadie pone en duda, que en Guatemala, existen muchas instituciones que deben ser mejoradas, ya que la evolución de la sociedad las ha superado, y que para ser más eficientes, y cumplir con sus objetivos, deben actualizarse, sin embargo sabidos estamos, que muy pocas veces en la historia reciente de nuestro país, se ha reformado o actualizado una institución para mejorarla, ya que dentro del Congreso se juegan muchos intereses personales y perversos, lo que no permite que la aprobación de leyes cumpla con objetivos sanos, y de conveniencia para la población, terminamos entonces, con leyes tipo Frankenstein, y lo que es peor, sin retorno.

Ha surgido una corriente que pretende reformar el IGSS, una institución que surgió noble, y que así debió continuar, pero, desafortunadamente la corrupción que ha corroído al país es histórica, y quien llega a dirigir la mayoría de instituciones, si no es corrupto, se vuelve corrupto, o le tienden una rosca, que no le permite ver el bosque, por lo que, no se da cuenta de lo que en realidad sucede frente a sus ojos, y posteriormente, en el peor de los casos, termina en un tribunal, gracias a que se está atacando en estos momentos la corrupción más frontalmente que nunca, y que esperamos así sea siempre.

No cabe duda que los guatemaltecos esperaríamos, que el tema de la corrupción no fuera el único que llenara las páginas de los periódicos del país, esperaríamos también que pudiésemos leer otro tipo de noticias, como que han capturado a los asesinos de cada uno de los seres humanos, que diariamente son violentamente asesinados, pero, ya lo dicen las teorías del Derecho Penal, son delitos bagatela, también quisiéramos que con la misma eficacia con la que se autorizan créditos por parte del Congreso se aumentaran las penas, y estas fueran acordes al dolor infringido, en los casos de los delitos de violación y estupro, pero eso es mucho pedir.

Por lo anteriormente expuesto, conociendo nuestra clase politiquera, y como se negocian en el congreso (con minúsculas) tanto la aprobación de leyes, como la redacción de las mismas, preocupa sobremanera que en la mira de algunas personas se encuentre “reformar” una institución en decadencia, pero que, podría quedar en más decadencia, dependiendo del tipo de intereses, que se muevan alrededor de una posible modificación a su Ley Orgánica, temor fundamentado, tomando en cuenta los galimatías que salen en formato de ley del “honorable” congreso, algunas de ellas, inentendibles, y la mayoría inaplicables, o con suficientes trampas, para que los bribones, que saben muy bien encontrarlas, abusen de leyes que surgen con un objetivo noble, pero como regularmente sucede, en el camino se atrofian, y el resultado final, en nada fortalece la institución, o, en su defecto en lo que se pretendió avanzar.

Existen muchos e incontables motivos, para que la pretendida reforma cause preocupación, ya que los antecedentes que tenemos, en relación a manosear alguna ley, que en muchas ocasiones se ha convertido en eso, en un manoseo, y las consecuencias se perciben desde que entran al congreso, y se viven en la puesta en práctica de la ley modifica, hacen preocupante que en este momento histórico, se plantee una reforma a la mencionada institución, no, por nada el legislativo, es uno de los organismos más cuestionado y menos confiable, lo aseguran las encuestas y lo confirman los hechos, toda legislación que entra por la puerta de la novena avenida y novena calle, puede ser que se convierta en un monstruo de mil cabezas, en un parasito, o cualquier cosa, menos en un instrumento de satisfacción para las necesidades más apremiantes para el país, la salud es una de ellas, y el IGSS, una institución a la que con malas artes han convertido en barril sin fondo para satisfacer intereses espurios.

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