Sandra Xinico Batz
En la escuela “aprendí” que durante la invasión española, los kaqchikeles traicionamos a los otros pueblos y que nos aliamos a los españoles, lo cual fue fundamental para que la “conquista” se llevase a cabo, o sea, para que fuese posible, para que se consumara. Recuerdo incluso haber sentido cierta vergüenza, porque además esta idea iba reforzada por la premisa de: “si no hubiesen estado divididos (las distintas culturas a la llegada de los invasores) sería otra historia”. Esta frase se acompaña además de mal intencionadas aseveraciones acerca de que: “los indígenas nunca han estado unidos”, “ni entre ellos se llevan bien”.
¿Por qué mal intencionadas? Porque son generalizadoras y descontextualizadas. Hacen de los indígenas un “todo” que debía estar unido y como no lo estaba es culpable, merecedora de la invasión. Omiten la identificación o compresión del modelo “social” en el que nos impusieron vivir, que se basa en la mentira y tiene toda la intencionalidad en que desconozcamos la historia, pues así, tampoco sabremos ubicar a los responsables de los que de una u otra forma han “aportado” a esta actualidad que nos agobia y se benefician de ello. Nos formaron para perder la memoria, nos mataron para olvidar.
¿Nunca hemos estado unidos? Las culturas mayas, como otras miles de culturas en el mundo, no son homogéneas y a la llegada de los españoles tampoco lo eran. Existían pugnas y conflictos, seguramente hasta sublevaciones ante las élites (¿por qué no?). Eran desde entonces sociedades complejas que se movilizaban de un lugar a otro por comercio y otras actividades por lo que seguramente la llegada de los españoles no fue una sorpresa. Habían pasado ya 32 años desde que los primeros colonizadores desembarcaron en Guanahani, en 1492.
De esto se trata la descontextualización, en aislar y deformar la realidad a tal punto que nosotra/os misma/os como mayas hicimos como nuestra esta falsa historia y hasta asumimos la responsabilidad de la traición, lo que no nos permitió pensar lo sucedido como una alianza estratégica de los kaqchikeles frente a los k’iche’s (con quienes no estaban aliados en ese momento) y que la traición provino de los españoles quienes terminaron quemando su ciudad, sometiendo y exterminando a la gente. ¿No estar “unidos” justifica esto?.
Esta traición fue la base sobre la que se erigió la colonia y sobre la que se consolidó el colonialismo como modelo económico, político y social que permanece hasta hoy.
Este colonialismo tiene como principal aliado el racismo. El racismo se alimenta de la ignorancia ante la historia y justifica la desigualdad. La historia se deforma a través de la educación. Las instituciones sociales se aseguran de que este andamiaje no falle.
“Y venían estos indios vestidos con camisetas de algodón como jaquetas, y cubiertas sus vergüenzas con unas mantas angostas, que entre ellos llaman másteles” decía Bernal Díaz del Castillo en “Historia verdadera de la conquista de la nueva España” en 1632. Los indios en América fueron hallados desnudos dicen en 2016 en las escuelas.