Eugenio R. Fernández
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Desde hace unas semanas se habla que van a subir los impuestos, que agencias internacionales, embajadas, burócratas y gobierno están afilando lápices para hacer una nueva reforma tributaria. En Asprodeco, como lo dijimos desde principio del año, afirmamos que estamos en una coyuntura que permite convocar a un Pacto Fiscal. Pero ¿qué es un Pacto Fiscal? Este término se refiere a la concertación democrática de los distintos sectores involucrados que elaborarán una propuesta técnica que tratarán los aspectos relacionados a la generación, distribución y destino de los recursos del Estado. La propuesta deberá apegarse a los principios, garantías, derechos y obligaciones establecidas en la Constitución Política de la República, considerando también las necesidades económicas y sociales del país.

El problema de Guatemala no es sólo una carga tributaria baja, existen una serie de temas que van desde un sistema tributario complejo y difícil de entender, con una raquítica base tributaria, bajo control del gasto, desperdicio estatal, corrupción municipal, falta de leyes como la del servicio civil y una cantidad de etc. Asumir que todo se va a solucionar con subir impuestos es un error, de allí la necesidad de un Pacto Fiscal, que bajo nuestra visión, inclusive, viene a ser más importante, en estos momentos, que una reforma constitucional.

Hay que hacer mucho y debería ser un trabajo de los guatemaltecos representados en un Pacto Fiscal de donde nazca una propuesta sólida de una reforma integral tributaria que permita el desarrollo del Estado y del país. Tememos que de lo contrario salga una reforma tributaria como la última, que en lugar de mejorar la situación tributaria del país la empeoró. Me acuerdo el disgusto de los expertos internacionales que tenían con la acreditación del IVA al ISR de las personas particulares. No lo entendían y recomendaban sacar esa “aberración” del sistema tributario, lo cual efectivamente se hizo en la última reforma, como resultado las personas dejaron de exigir facturas y el resto ya lo sabemos cómo terminó. Ahora resulta que desean agregar otra vez la acreditación del IVA al ISR. Es importante que dejemos de improvisar y demos soluciones definitivas al país.

En Guatemala, nos tienen que dar a los guatemaltecos la oportunidad de diseñar y estructurar nuestro sistema tributario que permita al Estado cumplir sus funciones y a las empresas e individuos invertir y emplear a más personas. Si el Gobierno de Guatemala o la comunidad internacional deciden unilateralmente presentar reformas tributarias, sin una socialización adecuada con los distintos sectores del país, es muy probable que no dé los resultados esperados. Hoy existe la oportunidad de hacer las cosas distintas y ponernos la camisa de Guatemala y sacar al país delante de una forma balanceada y adecuada que permita construir un Estado que funcione y salga fortalecido y con un desarrollo económico sostenible en todas sus áreas del país.

Esto no será fácil y nadie nos dijo que hacer las cosas bien hechas es fácil. Fácil será presentar al Congreso una reforma tributaria elaborada por desconocidos que será sesgada y probablemente con errores, pero finalmente no se obtendrán los resultados deseados.

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